Para Aaron Rodgers, la situación es similar, pero a una escala mucho mayor. Después de 18 temporadas en la NFL, un periodo que muchos consideran una época dorada, la pregunta que flota en el aire es: ¿cuál es el momento para colgar los crampones? A sus 41 años, y tras una temporada con los New York Jets llena de altibajos, la leyenda del fútbol americano se enfrenta a un dilema.
Su reciente victoria sobre los Dolphins, el 5 de enero de 2025, en East Rutherford, Nueva Jersey, se siente más como un punto final simbólico que un punto y aparte. "Necesito averiguar si todavía tengo ganas de jugar o no, si puedo recuperar el amor por el juego," declaró Rodgers después del partido, dejando entrever una profunda reflexión sobre su futuro.
El quarterback, que pasó 18 temporadas con los Green Bay Packers, dejando una huella imborrable con un Super Bowl, un título de MVP y cuatro premios al jugador más valioso de la temporada, se enfrenta a un nuevo desafío. Su traslado a los Jets, con la esperanza de emular la hazaña de Joe Namath y llevar a la franquicia a la gloria tras una larga sequía de títulos, no resultó como se esperaba.
La temporada con los Jets no fue sencilla. Imágenes de Rodgers lanzando el balón ante la presión de la defensa rival, como la capturada por Kevin R. Wexler, reflejan la intensidad y la complejidad de su último año. El peso de las expectativas, la presión de una franquicia hambrienta de victorias, la lucha interna por mantener la pasión… todo se entrelaza en la decisión que debe tomar.
Más allá del resultado deportivo, la trayectoria de Rodgers representa una historia de dedicación, talento y perseverancia en un ámbito altamente competitivo. Su legado está asegurado, pero la pregunta sobre su futuro en la NFL permanece abierta, dejando a los aficionados en vilo, ansiosos por saber si el quarterback decidirá continuar escribiendo su historia o si dará por concluida una era.