Se respira un ambiente electrizante, con la expectativa de conocer al próximo equipo que disputará el campeonato.
En un encuentro crucial, los Tomateros de Culiacán demostraron su poderío y se acercaron a la final. Su triunfo, con sabor a victoria definitiva, no se cocinó solo con garra; requirió una precisión quirúrgica en el montículo y una ofensiva oportuna.
La figura indiscutible de la noche fue Manny Barreda, quien con una magistral actuación, amarró a los Cañeros de Los Mochis. Siete entradas y un tercio de impecable pitcheo, con apenas tres imparables y una carrera permitida, rematadas con 14 ponches, dejan claro el dominio del lanzador de Sahuarita, Arizona. “Una actuación dominante”, comentaron algunos analistas. La superioridad en el diamante se hizo evidente, superando incluso a su oponente, Darel Torres, en control de zona de strike.
Pero la victoria no se debió solo al brazo de Barreda. La ofensiva de los Tomateros también respondió. Joey Meneses fue un factor clave, con un triple y dos carreras impulsadas. Por su parte, Esteban Quiroz añadió un jonrón solitario, demostrando la capacidad ofensiva del equipo. Este trabajo en conjunto fue fundamental para sellar el triunfo.
El relevo también jugó su papel. Stephen Nogosek cerró con broche de oro, asegurando los últimos cinco outs y llevándose el rescate. Con este triunfo, los Tomateros toman una ventaja decisiva de 3-2 en la serie al mejor de siete. La serie se muda a Culiacán, donde el sábado se decidirá si los Tomateros avanzan a la gran final contra los Charros de Jalisco o si los Cañeros logran remontar.
La tensión es palpable. El destino de la semifinal pende de un hilo. La espera para el próximo encuentro se hace eterna, mientras los aficionados siguen soñando con una gran final llena de emociones.