Los Rossoneri, tras un mercado de fichajes frenético, se enfrentaban a la Roma en los cuartos de final de la Copa Italia, una prueba de fuego para el nuevo proyecto.
El partido comenzó con un ritmo trepidante. Tammy Abraham, un viejo conocido de la afición romana, mostró su olfato goleador con dos tantos en la primera mitad, ambos asistidos por la precisión quirúrgica de Theo Hernández. Sin embargo, la Roma no se quedaría atrás. La entrada de Artem Dovbyk en la segunda parte cambió el rumbo del encuentro, descontando para los visitantes al minuto 54.
Pero la verdadera sorpresa llegaría con los cambios del entrenador Sérgio Conceiçao. La entrada de João Félix y Santiago Giménez, dos de las nuevas adquisiciones del Milan, reavivó la ilusión entre los tifosi. El impacto fue inmediato. A penas 15 minutos después de su ingreso al campo, ambos jugadores combinaron a la perfección para el tercer gol del equipo "Un pase exquisito de Giménez, y un toque sutil de Félix para batir al arquero. Un momento mágico", comentaron algunos analistas deportivos.
Giménez, cuya incorporación al Milan costó al club alrededor de 30 millones de euros, demostró su capacidad de juego asociativo con una asistencia precisa y oportuna. El mexicano, que podría enfrentarse a su antiguo club, el Feyenoord, en la próxima semana en la Liga de Campeones, dejó entrever su potencial en este partido crucial. La victoria del Milan por 3-1, y su pase a semifinales, consolida el buen inicio de esta nueva etapa del club. La dupla Félix-Giménez, junto con otras incorporaciones como Riccardo Sottil y Warren Bondo, prometen un futuro brillante para los Rossoneri.
Mientras tanto, Bologna, tras derrotar al Atalanta, se prepara para su cita en semifinales, mientras que la eliminatoria entre Inter y Lazio definirá al otro semifinalista.