Denver Nuggets vencen a Oklahoma City en thriller de Playoffs

El aire mismo vibraba con la energía de miles de aficionados, ansiosos por presenciar un duelo que se perfilaba como épico.
Los Denver Nuggets, cabezas de serie número cuatro, se enfrentaban a los Oklahoma City Thunder, el mejor sembrado de la Conferencia Oeste. Un choque generacional, un David contra Goliat redefinido para el baloncesto moderno. Y el regreso de Russell Westbrook a Oklahoma City, ahora con el uniforme rival, le añadía un elemento dramático innegable. El escenario estaba listo.
Nikola Jokic, la estrella serbia de Denver, ofreció una actuación descomunal: 42 puntos y 22 rebotes. Una exhibición de fuerza y precisión que, a pesar de su grandeza, no bastó para asegurar la victoria hasta el último segundo. “Jokic cometió tres faltas en un lapso de dos minutos en el tercer cuarto,” recordó un comentarista, destacando la tensión del partido y la presión sobre el pívot. A pesar de la intensidad y una falta flagrante, mantuvo su fría determinación.
Pero la noche no fue solo de Jokic. Aaron Gordon se convirtió en el héroe inesperado. Sus 22 puntos y 14 rebotes fueron cruciales, pero fue su triple decisivo en los últimos segundos, asistido por el mismo Westbrook, lo que selló el triunfo de Denver 121-119. La contribución de Jamal Murray con 21 puntos fue igualmente vital en la remontada.
Del otro lado de la cancha, Shai Gilgeous-Alexander, la estrella del Thunder, respondió con una magnífica actuación: 33 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias. Sin embargo, ni su brillantez, ni la destacada actuación de Alex Caruso (20 puntos, 6 asistencias y 5 robos), pudieron evitar la derrota ante la imponente estrategia y determinación de los Nuggets. Oklahoma City, vencedor de una barrida contra los Memphis Grizzlies, se encontró ante una muralla impenetrable.
El final fue un auténtico thriller. Dos tiros libres fallados por Chet Holmgren con el Thunder arriba por un punto, desataron una secuencia de jugadas frenéticas. Un desenlace que dejó a todos sin aliento, demostrando, una vez más, la impredecibilidad de los playoffs y la capacidad de los Nuggets para superar las adversidades.