Madrid
El actor estrena este fin de semana en el Festival de Toronto Everybody Has A Plan , una coproducción hispanoargentina.
El actor Viggo Mortensen estrena este fin de semana en el Festival de Toronto"Everybody Has A Plan" , una coproducción hispanoargentina donde aborda por primera vez un papel doble, los gemelos Agustín y Pedro, en la desgarradora y reflexiva ópera prima de la argentina Ana Piterbarg.
El actor, que también se estrena en la cinematografía del país que le vio crecer, cree que sólo la "inseguridad, el aburrimiento o el miedo" pueden mover a alguien a querer ser otra persona.
Aún así, dice en una entrevista realizada hoy en Madrid, en donde se estrena este viernes el filme con el título "Todos tenemos un fan" , es inútil planear ni "cómo van a ser las vacaciones, cómo mi año laboral, cómo va a ir esta relación, la fiesta de cumpleaños que voy a organizar; cómo va a ir la Bolsa, el tráfico..." .
"Hay cosas que más o menos sabemos cómo pueden llegar a ser, pero nunca los planes salen como uno espera" , opina.
Mortensen comparte cartel con los soberbios Soledad Villamil (Claudia) y Daniel Fanego (Adrián) , la joven Sofía Gala (Rosa) y el español Javier Godino (Rubén) .
"Los planes -abunda Mortensen- son como sueños conscientes, deseos, pero que nunca llegan a ser, y eso tiene que ver con que la película se llame así, pero no quiere decir que vayan a cumplirse" .
De hecho, la película acaba mal. O tristemente, como explica su directora que, sin embargo, salva a uno de los personajes.
"Rosa queda liberada de cierto padecimiento, aunque a un costo muy alto (...) Pero, a veces -reflexiona Piterbarg-, hay que atravesar situaciones dolorosas para que surja algo diferente" .
La acción transcurre tanto en el entorno urbano de Buenos Aires como en el claustrofóbico Delta del Tigre, un sitio, recuerda Mortensen, utilizado por la clase alta porteña para ir de vacaciones o tener una segunda casa, pero que, río arriba, se convierte en "otra cosa, especialmente en invierno, que da un poco de miedo" .
Ambos paisajes acompañan a los dos hermanos como símbolos de los contrastes que son ellos mismos, dice Mortensen, y, tal vez, apunta Piterbarg, explican por qué surge la envidia, los detalles del pasado.
"La película tiene algo sobre volver a la infancia. Y propicia que uno elabore hipótesis sobre las cosas, invita a la contemplación y a la reflexión" , agrega.