Carlos Ponce y Karina Banda buscan enamorar

CDMX

El actor puertorriqueño Carlos Ponce y la periodista mexicana Karina Banda se conocieron el 14 de febrero de 2018, gracias a una fiesta de Lili Estefan, una amiga en común. Tras conectarse en redes sociales, tuvieron su primera cita y Cupido los flechó. Para agosto de aquel año, su noviazgo se hizo público y en 2020 se comprometieron, se casaron por lo civil y, dos años después, celebraron su boda religiosa en México. Hoy son de las parejas más estables ante los reflectores.

Su historia de amor es uno de los pilares que los hizo trabajar juntos en un proyecto para la pantalla chica, en la que son los presentadores del reality televisivo Enamorándonos, la isla, que está disponible en ViX+ y que aborda precisamente la búsqueda amorosa de ocho mujeres y ocho hombres de diferentes nacionalidades.

En entrevista con Excélsior, la pareja reveló cuáles fueron los consejos que otorgaron a los 16 participantes, quienes, durante diez semanas, se enfrentan al reto de conocerse, sin mayores distractores que un exótico complejo hotelero en Turquía.

“Mi mayor consejo fue ¡no lo hagas!”, bromeó Carlos Ponce al inicio de la conversación y, entre risas, su hoy esposa lo contrarió: “¡Ay, no es cierto, cómo crees, claro que no!”.

Después de la carcajada, el actor y cantante puertorriqueño habló acerca de su experiencia en el programa.

“Yo llegué enamorado y me mantuvo enamorado; yo amé este programa al cien por ciento. Es una de las cosas más lindas que he hecho en mi carrera y, sobre todo, porque al lado de mi señora esposa, la pasamos muy bien y fue una experiencia espectacular”, dijo Ponce.

Karina Banda agregó enseguida: “Lo que me dejó este proyecto, además de una satisfacción muy grande con la vida y con Dios, por darme la oportunidad de trabajar junto a Carlos y de abrirnos este camino del matrimonio que conduce un reality show, me hace sentir muy agradecida y feliz, pero también me dejó una experiencia y me dio la oportunidad de descubrir algo: me di cuenta que me encanta hacer realities shows…”, confesó.

Carlos Ponce la interrumpió, precisamente con el porqué le gustó a su esposa el formato: “¡Porque se mete en todo!”, dijo en tono de broma nuevamente, para provocarle otra risa a su esposa.

Banda le correspondió y siguió con su relato: “Es que cuando es esto, de la realidad, y de estar con tantas personas que al final son los protagonistas de todas estas historias, ¡yo me estaba viviendo una novela de la vida real! ¡No una, sino de los 16! Descubrí que me encanta hacer este tipo de formato y, si es en una locación, mucho mejor, y más en un lugar paradisiaco como este”.

LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA
Para los presentadores, las historias de los participantes fueron un aprendizaje, pues cada uno expuso sus diferentes perspectivas y opciones ante las posibilidades de encontrarse entre sí.

“Algunos de los consejos que les pudimos dar a los chicos, pues lo que siempre decimos y que más nos ha ayudado a nosotros: la comunicación. Siempre hay que comunicarnos, número uno. Todo, decirlo. Yo cuando a él lo noto un poquitito serio o que no está haciendo chistes, yo digo ‘algo pasó’. Le pregunto o yo ya sé y le digo ‘no sé si te molestó lo que dije’, porque ya lo conozco y trato de explicarle por qué lo dije.

“El punto es la comunicación, la paciencia también y el sentido del humor. Ésas son las tres cosas. Ver las cosas con humor, con alegría y ver el lado positivo. Eso fue lo que compartimos con los participantes. Fue muy divertido poder trabajar con mi esposo y convivir con 16 solteros y solteras que lo único que quería era enamorarse”, reveló Banda.

Para su esposo, los detalles en la vida cotidiana también son un motor importante en la vida en pareja, lo cual compartió con los participantes. Además, externó que su estancia en este territorio paradisiaco, sólo tenía una queja: “Si ella se quiere levantar a las seis de la mañana, porque quiere hacer muchas cosas, antes de empezar a trabajar a las 12 del día.., entonces, ¡pónganme en una habitación al lado, para poder levantarme en el último minuto!”.

Este sentido del humor es parte del cotidiano entre Ponce y Banda, por lo que ella nuevamente le correspondió.

“¡Ay, pobrecito! Él sufrió eso porque venían a maquillarme a nuestra habitación que, por cierto, era una que equivalía a cuatro, ¡enorme! En tamaño, pero minimalista, sin espacios separados. Entonces, a él le tocaba seguir acostado, mientras entraba la maquillista y el chico que me peinaba.

“Fuera de eso, no hay exigencias. Nos sirvió mucho el ejercicio, porque la realidad es ésta: Yo soy muy disciplinada y muy cuadrada del trabajo. Carlos es lo opuesto, es súper relajado, pero muy, al extremo. Entonces a mí me ponía nerviosa. Al principio fue complicado adaptarnos y hacer esa dinámica. Él sabe que siempre lo voy a cuidar, pero entendí que no soy su mamá, entonces, que haga lo que quiera”, contó Karina Banda.

Carlos Ponce destacó que es así, porque ella lo protege en ese sentido.

“Como yo sé cómo es ella, me relajo un poquito, porque no retengo mucha información, tengo que estudiar demasiado y me pongo demasiado nervioso. Me lanzo hacia la improvisación cuando me encuentro trabado en algo. Ella no y, como me complementa tanto, a lo mejor me apoyo demasiado”, detalló Ponce.

Enamorándonos, la isla, estrenó a través de ViX+, sus tres primeros episodios, y después tendrán nuevos episodios disponibles cada semana para Estados Unidos, México y la mayoría de los países hispanohablantes de Latinoamérica.

“En este reality nos sentimos también participantes. Fuimos todo. Aparte convivimos mucho, fuera, dentro, en todo momento, como parte del reality, no solamente como los conductores”, acotó Carlos Ponce.

SIN DISTRACTORES
Todas las semanas, los concursantes, de entre 21 y 41 años, tendrán la última palabra sobre quién se va de la isla y las parejas que queden al final y decidan casarse ganarán una luna de miel con todo pagado en las Islas Maldivas.

“Estuvimos en esta burbuja, con todos los chicos, en el mismo lugar, alejados de la civilización, pero en un lugar precioso y era natural. Salíamos y los encontrábamos, a algunos, haciendo ejercicio, otros desayunando, algunas chicas tomando el sol… era una convivencia diaria, las 24 horas.

“De alguna manera, te vuelves parte de ellos y ellos se volvieron parte de nosotros. Venían a pedirnos un consejo o a platicarnos lo que estaba pasando.

“Eso quedaba perfecto, porque gracias a que nos tenían la confianza, nosotros podíamos pasarles tips a la producción o contarles cosas que estaban surgiendo entre los chicos.

“Eso nos facilitaba mucho para saber qué podíamos hacer o de qué manera les podíamos ayudar para darles el empujón y que se lanzaran a ser novios o conocerse más y ponerles los escenarios perfectos para que se enamoraran”, explicó Karina Banda.

Carlos Ponce señaló que al principio tenía sus dudas acerca de que este método para encontrar el amor, resultara, hasta que fue parte de ello.

“Cuando viví la experiencia me di cuenta que pasaban muchas cosas, el ambiente, el escenario, la pareja, un buen vino, una cena maravillosa, las velas, ¡todo! Eso hace que tengas una experiencia tan inolvidable con una persona que te atrae, que quieres, que sí sale algo muy real de ahí”, dijo Ponce.

Banda completó que muchas veces, lo que afecta el proceso de búsqueda de quienes buscan el amor en el mundo exterior son factores como el trabajo, las preocupaciones, los tiempos, las distancias, los distractores (como el teléfono celular) o mal entendidos, entre muchos otros.

“Ahora nos comunicamos por mensajito y empezamos a conocer a alguien así, pero aquí era conocer a la persona que les gustaba, sin estas distracciones. O te dabas cuenta inmediatamente si no era para ti o decías ‘wow, esta chica me encanta’ y comenzaba a crecer eso tan bonito, que, incluso, al final los chicos tenían un poco de miedo y no querían que se acabara eso y volver al mundo real, porque eso también es otro reto”, concluyó Banda.

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