Lolita Cortés, quien participó en la obra 'Vaselina' en 1984, reveló que durante ese período sentía una fuerte atracción por Mario Bezares, asistente de dirección en el proyecto. A pesar de su interés y de su diferencia de edad, Bezares no se dio cuenta de los sentimientos de Cortés, quien a menudo se sentía tan nerviosa que optaba por alejarse rápidamente cuando él la saludaba.
Más tarde, Bezares expresó sorpresa al conocer las declaraciones de Cortés. Con humor, mencionó que si hubiera sabido de su interés, podría haber considerado una relación con ella. A pesar de la diferencia de edad, Bezares afirmó que la noticia le resultó inesperada y que, en un tono ligero, habría estado dispuesto a explorar la posibilidad de un romance.
Tras el desencanto con Bezares, Cortés encontró una relación significativa con Alex Ibarra, a quien amó profundamente a pesar de que él era dos años menor. Su relación duró varios años, pero finalmente se separaron. Cuando Cortés intentó restablecer la relación, Ibarra ya había comenzado una nueva relación, lo que impidió una reconciliación.
Cortés ha descrito a Ibarra como el verdadero amor de su vida, destacando que su atracción se basaba en la admiración por su talento e intelecto, más allá de la atracción física. Esta relación dejó una impresión duradera en su vida, siendo Ibarra el amor que más ha marcado su historia personal.