La noche comenzó con un toque de incertidumbre, las pantallas del escenario no se encendieron durante las primeras dos canciones. Sin embargo, el problema se solucionó rápidamente, y la música de Caifanes inundó el estadio.
Saúl Hernández, el líder carismático, no solo conectó con los fans de siempre, sino que también con una nueva generación. "Miren a esa pequeñita, que ya es una caifana gracias a sus padres, ¿Qué tiene? ¿Un año?", dijo con una sonrisa al ver a una bebé entre la multitud. La emoción era palpable, un sentimiento compartido por todos los presentes.
Como es costumbre, el concierto no fue solo un espectáculo musical, sino una plataforma para expresar mensajes sociales. La banda criticó el trato que el Estado da a las víctimas de violencia de género, concientizó sobre el suicidio y la creciente cifra de desaparecidos en el país.
Además de Saúl, Alfonso André, Diego Herrera, Marco Rentería y Rodrigo Baills, la alineación de Caifanes recibió a Vivir Quintana, Guillermo Briseño y Sergio Arau, quien interpretó "Alármala de tos".
La noche culminó con una explosión de emociones, un canto a la esperanza y un llamado a la reflexión. La música de Caifanes, atemporal y poderosa, unió a generaciones en un solo sentimiento: la pasión por la música y la lucha por un mundo mejor.