Su historia, marcada por la adversidad, se convirtió en un faro de esperanza para quienes enfrentan enfermedades raras.
Sammy, nacido en 1995 en Schio, Italia, fue diagnosticado con progeria a la temprana edad de dos años. Esta enfermedad genética, que afecta a uno de cada 20 millones de personas, lo obligó a vivir con un cuerpo que envejecía a un ritmo acelerado.
En lugar de sucumbir a la enfermedad, Sammy decidió convertirla en su causa. Fundó la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso, con el objetivo de recaudar fondos para la investigación científica y dar a conocer la enfermedad al mundo.
Su determinación lo llevó a licenciarse en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua, con una tesis dedicada a explorar posibles terapias para la progeria. Su trabajo y su lucha por la concienciación lo convirtieron en un referente internacional, protagonizando incluso un documental de National Geographic.
A pesar de los desafíos que la progeria le presentó, Sammy nunca perdió la esperanza. Su valentía y fortaleza lo llevaron a superar obstáculos que parecían insuperables, inspirando a millones en el camino.
Sammy no solo investigó su propia enfermedad, también se convirtió en un defensor incansable de los derechos de las personas con discapacidades. Su lucha por la inclusión y la igualdad dejó una huella imborrable en la sociedad.
La partida de Sammy Basso deja un vacío en el mundo, pero su legado de lucha y esperanza vivirá por siempre. Su historia nos recuerda que incluso en la adversidad, podemos encontrar la fuerza para luchar por un futuro mejor, tanto para nosotros mismos como para los demás.