Y es precisamente esta valentía la que ha mostrado recientemente una reconocida artista británica.
En un episodio reciente del podcast "Miss Me?", conducido por ella misma junto a Miquita Oliver, Lily Allen, la cantante de 39 años conocida por éxitos como "LDN", ha compartido un aspecto íntimo y poco conocido de su vida. Casada con el actor David Harbour desde 2020 y madre de dos hijas (de 13 y 10 años) producto de su relación con Sam Cooper, Allen ha desvelado una lucha personal que ha estado enfrentando durante los últimos años.
“No creo que mienta en terapia, pero a menudo no hablo de cosas de las que debería estar hablando," confesó Allen. "No es intencional. He estado pasando por un momento difícil en los últimos meses y mi alimentación se ha convertido en un verdadero problema.” Este problema, que se extiende por casi tres años, recién ha sido abordado con su terapeuta, quien le cuestionó su silencio sobre el tema. La respuesta de Allen: sus actividades creativas funcionan como una especie de "terapia performativa," encontrando más fácil cantar sobre sus problemas que tener conversaciones "honestas y vulnerables" con sus seres queridos.
La cantante, diagnosticada con TDAH en 2023, admitió la dificultad de ver el "panorama completo" de su salud mental. Describió una desconexión entre su mente y su cuerpo: “Mi cuerpo y mi cerebro son dos cosas muy separadas para mí. Sé que mucha gente siente que esas dos cosas están muy conectadas entre sí, pero para mí, es muy diferente. Paso mucho tiempo en mi cabeza, y no mucho tiempo pensando en mi cuerpo.”
Allen se sinceró sobre su estado actual: "Realmente no estoy en un buen lugar mentalmente en este momento, y no estoy comiendo. Pero no tengo hambre," explicó. "Obviamente, sí tengo hambre, pero mi cuerpo y mi cerebro están tan desconectados el uno del otro que mi cuerpo... los mensajes de hambre no van de mi cuerpo a mi cerebro. No estoy evitando la comida, simplemente no estoy pensando en ello porque estoy muy metida en mi cabeza. Mi cuerpo está como, unos pasos detrás de mí.”
Su historia, sin embargo, no se limita a este reciente desafío. Allen ha sido franca sobre su batalla contra la adicción, iniciada en la adolescencia, y el TEPT derivado de un aborto espontáneo en 2010. Incluso ha generado controversia al hablar abiertamente sobre sus ingresos con OnlyFans, superando sus ganancias musicales a través de la venta de imágenes de sus pies. La experiencia de terapia familiar en su infancia, a raíz de la rehabilitación de su madre, también ha sido parte de su proceso de sanación. El reconocimiento de su situación actual, según Oliver, representa un primer paso hacia la recuperación.
El relato de Allen, más allá de las cifras y los detalles, es un ejemplo de resiliencia y un llamado a la honestidad, recordándonos la importancia del cuidado de la salud mental y el valor de la vulnerabilidad en un mundo que a menudo exige perfección.