El nombre de Helena Gualinga empezó a sonar con fuerza a finales de 2024, no por un papel en una película o una canción viral, sino por su incansable activismo en defensa de las comunidades indígenas de Ecuador. Nacida el 27 de febrero de 2002, esta joven quechua, hija de la activista Noemí Gualinga y del biólogo sueco Ander Sirén, ha dedicado su vida a la lucha por los derechos humanos y la protección ambiental. Su voz, resonante en foros internacionales desde 2019, ha trascendido fronteras, llevando el mensaje de las comunidades indígenas a eventos como el Festival de Cannes, e incluso colaborando con figuras como Leonardo DiCaprio.
Ahora, su nombre se entrelaza con el de un ícono pop: Shawn Mendes. Si bien ninguna confirmación oficial existe, fotografías de la pareja en Cusco a inicios de 2025, e incluso avistamientos previos en Los Ángeles a mediados de 2024, alimentan los rumores de una relación. Su encuentro, según se especula, ocurrió durante un viaje de Mendes a la comunidad Sarayaku en la Amazonía ecuatoriana, donde el cantante conoció a varios activistas, incluyendo a Helena. Una fotografía publicada por Mendes en aquel entonces muestra a Helena entre el grupo.
El interés de Mendes por la naturaleza y la preservación ambiental, ampliamente documentado, podría ser el nexo entre ambos. Mientras su carrera musical continúa, Mendes parece estar encontrando inspiración en la lucha de Helena por la justicia social y ambiental. La activista, por su parte, continúa su labor con un enfoque en la protección de los recursos naturales, utilizando su plataforma en redes sociales para compartir información e historias sobre las comunidades indígenas.
"Su misión con las organizaciones de cambio climático y la relevancia de visibilizar a las comunidades indígenas", son temas centrales en sus entrevistas, mostrando un compromiso firme con su causa.
Helena Gualinga, con sus 22 años, y Shawn Mendes, de 26, representan una unión inesperada, donde la pasión por el medio ambiente y la lucha por los derechos humanos se entrelazan con los reflectores de la fama. La diferencia de edad entre ambos es mínima, desmintiendo cualquier especulación sobre una gran brecha generacional. El futuro de esta relación, por ahora, permanece envuelto en la misma incertidumbre que rodea a muchos romances en la esfera pública.