Eso es precisamente lo que ocurrió recientemente. David González, más conocido en el ciberespacio como La Venenito, una figura ascendente en plataformas como Instagram y TikTok, compartió con sus millones de seguidores un video que, en menos de un día, alcanzó cifras impresionantes: 1.8 millones de reproducciones y más de 120 mil "me gusta". Pero ¿qué hizo La Venenito para generar tanto revuelo?
La respuesta, aparentemente sencilla, reside en una experiencia que muchos han vivido: hacerse perforaciones en las orejas. El video, filmado en un estudio de perforaciones, muestra a La Venenito, vestida con un suéter blanco y negro, expresando sus nervios previos a la intervención. "Pues el día de hoy me voy a hacer una perforación de orejas. Ay no, estoy nerviosa, siento que sí me va a doler", se le escucha decir con una mezcla de anticipación y temor.
La secuencia captura con detalle sus reacciones durante el proceso. Sus manos cubren su rostro en un intento por contener el dolor, sus expresiones van desde la tensión a la sorpresa, y finalmente, a un grito espontáneo: "Ay, me voy a desmayar, hermana, me duele". La petición de que corten la grabación —"Ya córtale"— culmina este momento de vulnerabilidad compartido con una audiencia masiva.
Más allá de las reacciones de dolor, el video también ha generado una ola de comentarios, algunos sobre el procedimiento en sí, otros sobre el estilo de La Venenito. Algunos ejemplos incluyen:
- "No, lo peor que pueden hacer es hacerlo con ese aparato."
- "Me encanta este proceso de tu transformación."
- "La Venenito ya cambia ese cabello relamido, por favor. Te iría mucho mejor otro look en el cabello."
La historia de La Venenito y sus perforaciones, más allá de la simple anécdota, refleja la manera en que la intimidad se comparte, se expone y se viraliza en la era digital, generando un diálogo público sobre la experiencia personal y la estética.