El epicentro de esta controversia se centra en la figura de Eugenio Derbez y su controvertida crítica a la película Emilia Pérez, dirigida por Jacques Audiard y protagonizada por Selena Gomez. A finales de 2024, Derbez lanzó una serie de comentarios, cuestionando la elección de Gomez, la autenticidad de su español y la forma en que la producción abordó temas sensibles de la cultura mexicana.
Sus declaraciones, inicialmente recibidas con una ola de críticas, principalmente de los fans de Gomez, ahora parecen haber encontrado eco en un sector considerable del público. La película Emilia Pérez, tras su paso por diversos festivales, ha recibido una andanada de críticas negativas, acusándola de perpetuar estereotipos dañinos sobre México y de tratar de manera superficial y hasta insensible la crisis de los desaparecidos.
Las redes sociales se han convertido en el campo de batalla de este debate. Comentarios como “México le debe una disculpa pública a Eugenio Derbez” y “Tenía razón, esta película es indefendible” proliferan en plataformas como X, mostrando un cambio significativo en la percepción pública.
Más allá de la polémica en torno a la interpretación de Gomez, la situación ha destapado una problemática más profunda dentro del cine mexicano. La preocupación gira en torno a la representación de la cultura mexicana en producciones internacionales y la necesidad de priorizar la participación de talentos nacionales en historias que abordan temas tan delicados como la crisis de desaparecidos. El debate se ha extendido a la cuestionable ética en la producción cinematográfica, poniendo el foco en la responsabilidad social de las grandes productoras.
Este controvertido asunto ha desatado una intensa discusión acerca de las implicaciones que conlleva representar la cultura mexicana en cine internacional y el debate acerca de los estándares éticos que deben regir estas producciones. El efecto en la industria cinematográfica mexicana se vislumbra complejo y con repercusiones de largo alcance.