La noticia del fallecimiento de Dulce, la icónica cantante de éxitos como "Tu Muñeca", a los 69 años, conmocionó al país. Su partida, ocurrida la mañana del 25 de diciembre tras una hospitalización de tres semanas por un cáncer de pulmón en la Ciudad de México, dejó un vacío difícil de llenar. Su hija, Romina Mircoli, decidió la cremación y la colocación de sus cenizas en una urna con forma de corazón, optando por una misa en la Basílica de Guadalupe en lugar de un funeral público, decisión que generó cierta controversia.
Romina, en una entrevista con Despierta América, reveló un aspecto conmovedor de la situación: su hijo Leonardo, de cinco años, aún no sabe de la muerte de su abuela. “Mi chiquito no sabe, era muy, muy apegado a su abuela, estoy muy preocupada,” confesó, añadiendo que busca la ayuda de un psicólogo infantil para afrontar esta delicada situación. La carga emocional para Romina es evidente: “Tengo muchos sentimientos… la saturación no es agradable, pero quizás es de los sentimientos más sencillos que tengo ahorita,” explicó, describiendo la dificultad de lidiar con el duelo, la atención mediática y la protección de su hijo.
El lazo entre Dulce y Leonardo era excepcionalmente fuerte. En una entrevista previa con Adela Micha, la cantante describió a su nieto como “la luz de todos los días”, detallando con cariño sus rutinas compartidas: bañarlo, cambiarlo, prepararle la comida, jugar con él. La cantante describió como Leonardo se sentaba sobre su maleta, rogándole: “'quiero irme contigo abue, llévame contigo, yo no quiero que te vayas'”. Un vínculo que ahora, inevitablemente, se transforma en un recuerdo imborrable.
Los detalles de la cremación y la misa privada en la Basílica de Guadalupe, así como la decisión de resguardar a Leonardo de la noticia, pintan un panorama íntimo y emotivo de una familia lidiando con el dolor y la complejidad de la pérdida. El impacto de la partida de Dulce trasciende su carrera musical, revelando la profundidad de los lazos familiares que marcaron su vida.