Su debut en 1975 en una feria renacentista en Shakopee, Minnesota, como la "Asparagus Valley Cultural Society", palece lejano comparado con su actual estatus.
A diferencia de los grandes espectáculos de David Copperfield o Criss Angel, Penn & Teller optan por un estilo más íntimo y conversacional. "Esto no es ilusión escénica ni efectos especiales, sino el arte puro de la perplejidad," afirma Penn, quien domina el escenario con su carisma y locuacidad, manteniendo un flujo constante de comentarios que complementan los trucos de magia.
El show no carece de momentos impactantes. Un ejemplo es una rutina en la que Penn abre un sobre con las instrucciones (en español, algo imperfectas) de un nuevo truco comprado a un mago español. El resultado: una sopa y ¡un gorila en un sillón! La participación de la audiencia es clave; desde escribir sueños en papelitos hasta participar en una demostración con dados.
La interacción con el público, incluso con los más escépticos (a quienes Penn llama cariñosamente "dolores de cabeza"), es parte integral del espectáculo. Se enfatiza el trabajo en equipo, más allá de la dupla principal. "No somos un show de dos personas," aclara Penn, reconociendo la labor de su equipo de 18 años de antigüedad, incluyendo los encargados de luces, sonido, limpieza e incluso vestuario.
El espectáculo incluye elementos clásicos como confeti, bombines y globos, pero con un toque peculiar. Incluso Teller, el silencioso del dúo, luce un bigote de mago rizado. El final, aunque más técnico que un truco tradicional, es un deleite de ingenio y maestría escénica. En resumen, una experiencia para quienes disfrutan ser sorprendidos con inteligencia y humor, más allá del puro espectáculo.
La gira australiana continúa en el Sydney Opera House hasta el 18 de enero, Melbourne Arts Centre del 21 al 26 de enero y QPAC, Brisbane del 29 de enero al 7 de febrero.