Esa mujer existe, y su nombre es Betty Gilpin.
Su nombre quizás no sea tan familiar para todos, pero su trayectoria habla por sí sola. Después de destacar en la serie GLOW, donde obtuvo tres nominaciones al Emmy por su interpretación de la luchadora Debbie Eagan, Gilpin ha demostrado una versatilidad que la ha llevado a explorar diversos géneros. Desde la comedia de ciencia ficción en Mrs. Davis hasta el drama en Three Women, su capacidad para dar vida a personajes complejos y matizados es innegable.
Pero la versatilidad de Gilpin no se limita a la pantalla. En 2022 publicó All the Women in My Brain and Other Concerns, un libro de ensayos que revela una faceta literaria hasta ahora poco explorada. Este trabajo demuestra una amplitud creativa que va más allá de la actuación, consolidándola como una artista multifacética.
Su reciente participación en American Primeval, un western que la ha llevado a rodar en condiciones realmente desafiantes, es un ejemplo de su compromiso. Como lo explicó ella misma al Los Angeles Times: “Ser mamá en un Airbnb es mucho más difícil que filmar en una montaña de esquí a temperaturas bajo cero”. Esta experiencia, vivida junto a su esposo, Cosmo Pfeil, y sus dos hijas, la mayor, Mary de cuatro años, ha definido su perspectiva, moldeando su trabajo y su comprensión de la vida.
El director de American Primeval, Peter Berg, destaca la singularidad de Gilpin: “No nos mataría reír un poco”, solía decir ella en medio del rodaje, inyectando humor y calidez en un entorno a menudo brutal.
Ahora, Gilpin se prepara para un nuevo reto: su debut en Broadway con Oh, Mary!, una obra satírica donde interpretará a Mary Todd Lincoln. Cole Escola, quien previamente interpretó el papel, la describe como: “Una actriz con mayúsculas, con una paleta única como artista. Comprende la comedia, pero se preocupa profundamente por el corazón del personaje”.
Paralelamente, acaba de terminar de filmar Death by Lightning para Netflix, interpretando a Lucretia Garfield, la esposa del presidente James Garfield. Dos proyectos que, curiosamente, la colocan en la piel de mujeres del siglo XIX ligadas a la política, aunque desde ángulos completamente distintos.
La trayectoria de Betty Gilpin es un ejemplo de dedicación, versatilidad y búsqueda constante de nuevos desafíos. Su capacidad para fusionar la rigurosa preparación con una espontaneidad natural la ha posicionado como una de las figuras más interesantes del panorama artístico actual.