Este es el caso de un artista colombiano que, a sus 24 años, ha escalado posiciones en los rankings mundiales, desafiando las expectativas y construyendo un imperio musical.
Manuel Turizo, un nombre que resuena con fuerza en la escena del reguetón global, compartió con la revista Esquire las claves de su éxito. No se trata de magia, sino de una disciplina casi obsesiva, de convertir cada idea en acción tangible.
“Puedes tener muchas ideas geniales, pero si solo las dejas en ideas, no sirve de nada”, afirma Turizo, quien desde sus inicios, cuando apenas era un adolescente con un sueño, ha entendido la importancia de la acción. “Tienes que ser una persona de acción, que ejecute todo el tiempo y esté en movimiento”, añade con el entusiasmo de quien ha recorrido un largo camino.
Su irrupción en la industria a los 16 años fue un salto al vacío. “Yo era un niñito que sacaron de un salón de colegio para actuar en entornos en los que no tenía ni idea de cómo se movían las cosas”, recuerda. Un ambiente desafiante, donde el desconocimiento era una constante, pero que enfrentó con la humildad de un aprendiz constante. Esa experiencia inicial lo forjó, lo convirtió en un artista resiliente, capaz de adaptarse y evolucionar.
El éxito llegó con Una Lady Como Tú, un hit que lo catapultó a la fama internacional. Sin embargo, detrás del fenómeno viral se encuentra el esfuerzo incansable de un joven que, a pesar de las carencias iniciales, supo aprender de cada tropiezo. “La verdad es que no tengo en la memoria o no me marcaron cosas que me hayan herido demasiado”, comenta al respecto.
La música en español, antes limitada a un mercado específico, ahora domina las listas globales. “Nuestro mundo creció mucho. Hemos crecido muchísimo”, reflexiona Turizo, destacando el impacto de la tecnología y la globalización en este fenómeno. Cantar en español, antes un obstáculo, ahora es una fortaleza, una declaración de identidad: “Siento que no hay un freno, si no quieres cantar en inglés no pasa nada”.
El futuro para Turizo no implica un retiro, sino un equilibrio. “Yo nunca me voy a retirar de hacer música. Solo que en momentos de tu vida vas a estar más concentrado en otras cosas”, explica, mostrando una madurez que equilibra la pasión por su arte con el deseo de disfrutar otras facetas de la vida. Un final que confirma la perspectiva de alguien que entiende que el éxito no solo se mide en números, sino en la capacidad de vivir plenamente.