Finneas O'Connell, el nombre detrás de la producción musical de una de las artistas más grandes del mundo, Billie Eilish, ha compartido en una entrevista con la revista Der Spiegel, su experiencia con el ascenso meteórico a la fama. Todo comenzó a los 17 años, cuando junto a Billie, de solo 13, lanzaron Ocean Eyes, un sencillo que los catapultó a la escena global. “Todo fue tan rápido. Todo lo que siempre quisimos de repente se hizo realidad. De la noche a la mañana parecíamos habernos convertido en The Beatles,” recuerda Finneas.
El impacto fue inmediato. Las ofertas de las grandes compañías discográficas llegaron en avalancha. “Las grandes empresas querían hacer negocios con nosotros, lo cual fue muy emocionante. Tuve que tomar muchas decisiones importantes. De repente, mi cerebro funcionó de manera completamente diferente y mis ideas también cambiaron. Tuve que asumir la responsabilidad,” confesó el artista. Un desafío para cualquier joven, pero especialmente para alguien con tan poca experiencia.
Sin embargo, Finneas y Billie encontraron un apoyo fundamental: su familia. A diferencia de otros artistas jóvenes, que se enfrentan a la fama solos, la familia O'Connell recorrió ese camino juntos. “¡Amo a mi familia! Los cuatro estábamos de gira juntos, fue el mejor momento de mi vida,” expresó Finneas con nostalgia. Sus padres, con formación artística, jugaron un papel crucial en mantenerlos con los pies en la tierra.
Con el tiempo, Finneas aprendió a ser selectivo, a decir "no", a gestionar la presión y a balancear su vida personal y profesional. Su colaboración con su hermana continuó, pero también expandió su talento, trabajando con artistas como Justin Bieber y Selena Gomez, e incluso componiendo la música principal para la película de James Bond, No Time To Die. “Dios mío, eso fue muy emocionante. Y para mí, un sueño,” recordó.
El éxito trajo consigo diez premios Grammy y dos Oscar. Sin embargo, Finneas no se deja deslumbrar por los reconocimientos. “Estaban todos en un estante de mi sala de estar, pero en algún momento me di cuenta de que era muy pretencioso,” admite. El dinero, a pesar de su fortuna, no lo ha cambiado. Más allá del lujo de tener su propia casa con un estudio de música, su mayor logro es la estabilidad financiera que le permite cuidar de su familia y su mascota, un perro al que describe con cariño.
Finneas enfrentó y sigue enfrentando los retos inherentes al proceso creativo, los bloqueos y la presión. Aprender a gestionar la inspiración, a no forzarla, ha sido parte fundamental de su proceso de maduración como artista. La historia de Finneas es un recordatorio de que el éxito, aunque deslumbrante, se construye sobre bases sólidas: familia, talento, perseverancia y una sana gestión del entorno.