Amsterdan
La reina Beatriz abdicó a favor de su hijo mayor, Guillermo Alejandro tras 33 años de reinado.
Millones de holandeses vestidos de naranja invadieron las calles del país el martes durante las celebraciones por la asunción al trono de su nuevo rey, Guillermo Alejandro, acompañado de su esposa argentina, Máxima, la nueva reina consorte del país.
En un hito que ocurre una vez en una generación en la casa reinante de Orange-Nassau, la reina Beatriz abdicó a favor de su hijo mayor, Guillermo Alejandro, tras un reinado de 33 años.
Máxima, que antes llevaba el título de princesa, se convirtió automáticamente en reina consorte y llenó de alegría a su país natal.
“Es un verdadero orgullo que una argentina haya calado hondo en el pueblo de Holanda”, dijo a The Associated Press, Rubén Tirolo, en la capital argentina.
Para Argentina “es muy importante” la coronación de Máxima, pues ha generado un “cambio positivo” en la monarquía holandesa, señaló María Tomares.
En Ámsterdam en el mar de naranja que dominaba la plaza Dam frente al palacio real sobresalía una bandera argentina celeste y blanca con la leyenda en holandés: “Holanda agradece y tiene fe en Máxima”.
Con sus 46 años, el rey Guillermo Alejandro se convirtió en el monarca más joven de Europa y el primero de Holanda en 123 años desde la muerte de Guillermo III en 1890. Al igual que Beatriz antes que él, Guillermo Alejandro asumió el trono en momentos de tensiones sociales y dificultades económicas.
Aunque la monarquía en Holanda cumple un papel principalmente protocolar, Guillermo Alejandro marcó de inmediato el rumbo para preservar su vigencia en el siglo XXI.
“Como rey, puedo fortalecer los lazos de la confianza mutua entre el pueblo y su gobierno, preservar nuestra democracia y servir al interés público”, manifestó.