El abogado Jesús Hernández Alcocer, acusado de haber asesinado a la cantante Yrma Lydya, quien era su pareja, murió dentro del reclusorio Norte, donde se encontraba luego de haber sido vinculado a proceso por el delito de feminicidio de la artista ocurrido el 23 de junio dentro del restaurante Suntory, en la colonia Del Valle, alcaldía Benito Juárez.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México informó que el abogado había manifestado sentirse mal de salud por lo que fue trasladado al servicio médico del centro, donde se le brindaron las atenciones médicas para reanimarlo, sin embargo, a las 10:45 horas fue diagnosticado sin signos vitales.
El pasado 12 de septiembre tuvo un infarto cerebro vascular y se le realizaron tomografías debido a una condición de salud delicada.
El 1 de julio pasado el abogado Ángel Fernando Hernández aseguró que su cliente Jesús Hernández Alcocer no asesinó a la cantante Yrma Lydya, sino que fue una tercera persona quien la mató.
En entrevista para un medio nacional de comunicación, el abogado dijo que el responsable del feminicidio “es una persona muy cercana a ellos que, por cuestiones de una denuncia que presentaremos ante la propia fiscalía, no podría revelar más información“.
¿Quién era Jesús Hernández Alcocer?
Cuando la policía llegó a la escena del crimen para detener a Jesús Hernández Alcocer, esposo de Yrma Lydya, éste no se quedó callado. Los testigos dicen que quiso utilizar la vieja práctica que durante años le había funcionado: dijo ser un hombre “influyente” y amenazó a los oficiales. Su palabra ya no fue suficiente para evadir la ley.
A Hernández Alcocer le gustaba el poder; usarlo y rodearse de él. Sentarse, regodearse con quienes lo ejercen. Eso explica que en momentos en los que se sentía pleno, el escenario tenía que ser tan refinado como un restaurante de alta alcurnia, de buena fama, de platillos caros, como el Suntory.
En ese famoso restaurante japonés de la colonia Del Valle, que “colabora en la creación de un estilo de vida rico y próspero”, Hernández vivió al menos dos de los momentos que marcaron su biografía y en los que se embriagó de ese poder.
El primero, aquella reunión de junio de 2011 con el obispo Onésimo Cépeda en la que celebraban juntos, acompañados del litigante Alejandro Luna Fandiño, un fallo judicial a su favor obtenido, supuestamente, al sobornar a otros dos magistrados federales, con lo que habrían consumado un fraude por 130 millones de dólares.
El segundo, también en junio, pero 11 años después, el asesinato a quemarropa de su actual esposa, la cantante Yrma Lydya, 58 años menor que él, a la que antes de que se divorciaran, prefirió darle tres balazos.
Hay quienes también lo vinculan con Genaro García Luna, el secretario de Seguridad de Felipe Calderón, acusado de nexos con el narco; con el diputado panista Federico Döring y hasta con el ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México, Édgar Elías Azar. Todos, personajes con polémicos historiales.