La tragedia azotó la calle Wyoming Court en Syosset, Long Island, en Nueva York. La conmocion de los hechos por la muerte de cuatro miembros de una familia y la de un quinto, el propio perpetrador. Joseph DeLucia, Jr., de 59 años, perpetró un acto de violencia que conmocionó a la comunidad y dejó en shock a los vecinos que conocían a la familia por décadas.
El desencadenante del fatal incidente, según las autoridades, fue la muerte de Theresa DeLucia, de 95 años, madre de Joseph DeLucia Jr. y abuela de las otras víctimas. La anciana falleció el 19 de agosto, y su funeral se llevó a cabo el viernes anterior al trágico incidente. Al parecer, Joseph DeLucia Jr. se encontraba en un estado mental frágil y albergaba la creencia de que sería excluido de la herencia de su madre, y se quedaría sin hogar.
El Detective Capitán Stephen Fitzpatrick, del Departamento de Policía del Condado de Nassau, explicó que Joseph DeLucia Jr. había presentado problemas mentales en el pasado, lo que lo llevó a tomar una decisión fatal. "Creía que lo iban a dejar fuera del testamento y que iba a perder su hogar. Tenía antecedentes de problemas mentales, problemas psiquiátricos, de los que nos habían informado.
Debido a esa percepción, decidió ese día tomar una escopeta Mossberg calibre 12 cargada, acercarse a ellos en la parte trasera de la casa y desde la cocina, disparó 12 veces, hiriendo a los cuatro varias veces", dijo Fitzpatrick. Las víctimas, todas familiares de Joseph DeLucia Jr., fueron identificadas como Joann Kearns, de 69 años, Frank DeLucia, de 64, Tina Hammond, de 64, y su hija Victoria, de 30.
Tres de las víctimas eran hermanos del agresor y una era su sobrina. Joseph DeLucia Jr. luego se dirigió al jardín delantero de la casa y se quitó la vida. "Luego tomó el arma, salió al jardín delantero, gritaba indiscriminadamente sobre lo que había sucedido. Un vecino lo escuchó haciendo esto, llamó al 911, y esa fue nuestra llamada al 911. Luego se disparó en el pecho", relató Fitzpatrick.
El Comisionado de Policía Patrick Ryder describió la escena como "una de las más horribles que jamás haya visto". "En esa comunidad se hablaba del sufrimiento de este tirador, quien decidió que no quería dejar su residencia después de la muerte de su madre. Se decía en esa comunidad que si se escuchaban disparos, no se debía llamar a la policía, porque ya sería demasiado tarde.