Mientras muchos se preparan para "retroceder" sus relojes, hay un puñado de estados en Estados Unidos que se mantienen al margen de esta tradición.
Arizona, con la excepción de la Nación Navajo, y Hawái, son los dos estados que optaron por un horario estándar permanente y se mantienen fuera de la danza del cambio de horario. La razón de esto se debe a su privilegiada ubicación cerca del ecuador. La cantidad de luz solar que reciben durante todo el año es más que suficiente para mantener un horario consistente sin necesidad de ajustes.
Pero la ecuación del cambio de horario va más allá de la simple cuestión del sol. La Asociación Médica Americana ha argumentado que un horario estándar permanente se alinea mejor con el ritmo circadiano natural del cuerpo humano, lo que podría mejorar la salud general y reducir los trastornos del sueño.
Además de los beneficios para la salud, algunos argumentan que la eliminación del cambio de horario también podría generar ahorros en el consumo de energía. La constante variación horaria, con sus horas de luz artificial adicionales, podría estar contribuyendo a un mayor uso de la energía.
Sin embargo, a pesar de estas ventajas, muchos estados, como Pensilvania, se mantienen firmes en su decisión de cambiar sus relojes dos veces al año.
La decisión de mantener o abolir el cambio de horario es un tema complejo que tiene implicaciones sociales, económicas y de salud. Es una cuestión que se ha debatido durante años y no parece tener una solución fácil a la vista.