A 10 mil pies de altura, el avión sufrió una falla de presurización, provocando dolor intenso en los oídos, hemorragias nasales y un ambiente de pánico en la cabina.
"Me agarré la oreja y luego retiré la mano y había sangre", describió Jaci Purser, una de las pasajeras. La presión en la cabina era tan intensa que Purser sintió que le "estallaba" el oído.
El avión Boeing, con 140 pasajeros a bordo, no pudo presurizar por encima de los 10 mil pies y, para sorpresa de los pasajeros, las máscaras de oxígeno no se desplegaron.
Miré a mi marido y tenía ambas manos sobre las orejas, como inclinado hacia adelante, contó Caryn Allen, otra pasajera.
La situación se tornó caótica cuando los pasajeros también notaron una inclinación repentina del avión. El piloto, ante la gravedad de la situación, decidió desviar el vuelo de regreso al Aeropuerto Internacional de Salt Lake.
De acuerdo con la aerolínea, al menos 10 personas necesitaron evaluación o tratamiento médico tras el aterrizaje, aunque no se reportaron heridos graves.
Miré una fila detrás de mí, al otro lado del pasillo, y había un hombre que claramente tenía una hemorragia nasal muy grave y la gente estaba tratando de ayudarlo, agregó Allen.
Delta se disculpó públicamente por la experiencia de sus clientes en el vuelo 1203, afirmando que sus técnicos solucionaron el problema de presurización del avión, el cual volvió a servicio al día siguiente. Los pasajeros afectados fueron acomodados en otro avión.
La Administración Federal de Aviación ha iniciado una investigación sobre el incidente para determinar las causas del fallo de presurización.