La propiedad, que inicialmente se puso a la venta en 2012 por la exorbitante cifra de 29 millones de dólares, finalmente se vendió por 14.8 millones de dólares, casi la mitad del precio inicial.
La mansión, que abarca tres hectáreas (5200 metros cuadrados), es un verdadero oasis de lujo. Cuenta con una cancha de baloncesto cubierta, hoyos de golf, 19 baños, una sala de cigarrillos, un estacionamiento para 15 vehículos, un lago para pescar y, como detalle distintivo, el mítico número 23 en la entrada, el mismo que Jordan lucía en su camiseta durante su carrera profesional.
La decisión de vender la propiedad, que Jordan había adquirido en 1991 y personalizado a su gusto, se tomó hace 12 años. La venta se concretó tras varias reducciones de precio, lo que evidencia la dificultad de encontrar un comprador para una propiedad de tal envergadura y características tan particulares.
A pesar de que el nombre del nuevo propietario no se ha revelado, la propiedad continúa en manos de un afortunado que ahora disfruta de un espacio único que conjuga lujo y comodidad en una ubicación privilegiada. La mansión, sin duda, será recordada como un símbolo del legado de uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos.