Para muchos, la ciudad se ha convertido en un refugio, pero también en un campo de batalla legal.
Durante años, las autoridades han aplicado estrictas normas contra quienes estacionan sus vehículos durante la noche, imponiendo multas por infracciones como el tamaño del vehículo o el incumplimiento de las señales. Esto ha dejado a muchos sin hogar en un limbo legal, sin un lugar seguro para descansar.
Sin embargo, un nuevo acuerdo legal ha traído un rayo de esperanza. La Ordenanza de Habitabilidad Vehicular ha sido modificada, ofreciendo un respiro a quienes viven en sus coches. Las multas por infracciones menores, como el tamaño del vehículo, emitidas desde noviembre de 2017, serán perdonadas. Además, la aplicación de la ordenanza cambiará, enfocándose en delitos más graves.
Esta decisión no ha sido bien recibida por todos. Algunos residentes, como David Stebbins, expresan su preocupación por la proliferación de vehículos estacionados en áreas como el estacionamiento de Dog Beach. "Abrir mi ventana y ver cuatro camionetas con gente ahí, convirtiendo mi patio en un campamento, no es agradable", comenta Stebbins.
El acuerdo también contempla la expansión de áreas de estacionamiento seguras, aunque algunos como Oliver Reed, quien lleva siete años viviendo en su vehículo, preferirían seguir estacionando cerca de la playa. "Ir a esos lugares requiere dinero y recursos, y hay horarios específicos para estar ahí y para irse", explica Reed.
Este acuerdo abre un debate sobre la realidad de quienes viven en sus vehículos y la necesidad de encontrar soluciones más justas y humanitarias. La búsqueda de un equilibrio entre la necesidad de vivienda y la seguridad de la comunidad sigue siendo un desafío.