En el condado de Sweetwater, donde se encuentra la ciudad de Rock Springs, las estadísticas pintan un cuadro desgarrador: la tasa de suicidio es una de las más altas de Estados Unidos. Un silencio gélido envuelve a la comunidad, un silencio que, a veces, solo se rompe por los ecos de la pérdida.
En las calles de Rock Springs, carteles conmovedores adornan las fachadas de las casas: "Extrañando por siempre a nuestro dulce niño de ojos azules", "Papá, extrañarte es una tristeza que nunca se va". Cada uno de ellos es un testimonio del dolor que ha atravesado la comunidad, una comunidad que ha visto cómo el suicidio se ha convertido en una tragedia recurrente.
El alcalde de Rock Springs, Max Mickelson, reconoce la cruda realidad: "Si vives en Wyoming, te verás impactado por el suicidio en algún punto; simplemente va a pasar". Las palabras del alcalde no son solo una frase hecha, sino que reflejan la profunda huella que ha dejado el suicidio en la región. Desde 2019, la tasa de suicidios en el condado de Sweetwater ha duplicado la media nacional.
El suicidio se ha convertido en una epidemia que se extiende por todo el Oeste Montañoso, una región que abarca ocho estados, incluida Wyoming. La profesora Carolyn Pepper, de la Universidad de Wyoming, propone una teoría intrigante para explicar este fenómeno: los guiones culturales del suicidio.
Pepper argumenta que, en esta región, el suicidio se percibe como una reacción aceptable frente a situaciones de pérdida de valor o de sentirse una carga para los demás. La cultura del honor, que valora la independencia y la fortaleza, especialmente en los hombres, juega un papel crucial. Cuando un hombre se siente humillado o desafiado, puede considerar el suicidio como una forma de escapar de esa presión o incluso de reafirmar su honor.
Las estadísticas respaldan esta teoría: por cada mujer que se suicida en Estados Unidos, entre tres y cuatro hombres lo hacen.
Sin embargo, la cultura del honor no es el único factor que contribuye a las altas tasas de suicidio en el Oeste Montañoso. Otros elementos, como la naturaleza rural de la región, la limitada atención en salud mental y la cultura de las armas también desempeñan un papel crucial.
La región es escasamente poblada, lo que dificulta el acceso a servicios de salud mental. Las largas distancias, las carreteras peligrosas y la falta de recursos hacen que la atención especializada sea un lujo para muchos.
La cultura de las armas también está profundamente arraigada en el Oeste Montañoso. Wyoming y otros estados de la región tienen las legislaciones más laxas del país sobre la posesión de armas de fuego. El fácil acceso a las armas de fuego ha convertido a estas en la forma más común de suicidio.
La vida en el Oeste Montañoso es dura. Los inviernos son largos y fríos, el terreno es árido y las oportunidades de trabajo son escasas. La economía se basa en la minería y el petróleo, lo que genera trabajos duros y poco calificados.
Esta combinación de factores ha creado un ambiente tóxico que hace que el suicidio sea una realidad constante en la región. La lucha es real, y la búsqueda de soluciones es crucial.