Su libro "Gente Ultraprocesada: Por qué comemos cosas que no son comida, y por qué no podemos dejar de comerlas" ha generado un gran debate sobre el impacto de los alimentos ultraprocesados en la salud y la sociedad.
Van Tulleken, en una entrevista con BBC News Brasil, expone una analogía contundente al comparar la industria alimentaria con la del tabaco. "Estas industrias no solo son similares, son la misma cosa", afirma, señalando que los mismos conglomerados que dominaron la industria tabacalera, ahora controlan la producción de alimentos. Estos grupos utilizan las mismas técnicas de marketing y distribución para vender productos adictivos y dañinos, sin importar si se trata de cigarrillos o alimentos ultraprocesados.
El médico, que se define a sí mismo como un "paciente del estudio" sobre el impacto de los alimentos ultraprocesados, relata su propia experiencia al someterse a una dieta basada casi por completo en estos productos. Los resultados fueron contundentes: "La primera semana fue bastante divertida. Pero a partir de la segunda, empecé a sentirme más cansado, porque los ultraprocesados son muy salados. Esto provoca deshidratación y estreñimiento, ya que son pobres en fibra".
Van Tulleken subraya que los alimentos ultraprocesados están diseñados para crear adicción y dificultar que las personas dejen de consumirlos. La industria alimentaria, según él, se beneficia de la venta de productos que llevan al consumo excesivo y a la obesidad. "Imagina una empresa alimentaria que vendiera alimentos que sacien a las personas. Es decir, los consumidores no necesitarían comprar grandes cantidades, solo lo necesario. ¿Cómo podría competir esta empresa?".
En su libro, van Tulleken no ofrece consejos específicos de dieta, enfatiza en que el problema no reside en las personas, sino en el sistema alimentario. Su objetivo es señalar que la responsabilidad no recae en el individuo que busca controlar su alimentación, sino en las prácticas de la industria alimentaria que priorizan la rentabilidad por encima de la salud.
El médico británico, un crítico ferviente de la influencia de la industria alimentaria, defiende la necesidad de políticas públicas más agresivas para regular la producción y el consumo de alimentos ultraprocesados, inspiradas en las medidas que se tomaron para controlar la industria tabacalera. "Necesitamos un sistema de advertencias en los envases que sea más grande que los logotipos de las empresas o productos. Necesitamos imponer impuestos agresivos a los peores alimentos. Necesitamos prohibir cualquier tipo de publicidad y también prohibir su venta a los niños".
La lucha contra el consumo de alimentos ultraprocesados, un problema que afecta a todas las regiones del mundo, requiere un cambio de enfoque y una mayor consciencia sobre el impacto de la industria alimentaria.