La travesía, marcada por la dificultad del terreno, la falta de recursos y la violencia, se cobra la vida de muchos.
En un reciente viaje por la selva, un grupo de migrantes venezolanos encontró a una mujer, Elsy, débil y a punto de morir. La mujer, que había sufrido una caída en la selva, se encontraba sola y sin la posibilidad de continuar el viaje. "Me quedé sola, hasta que los conseguí a ellos", recuerda Elsy con la mirada perdida.
El grupo, conmovido por la situación de la mujer y su hijo, decidió ayudarla. La llevaron en una camilla, la alimentaron y la cuidaron durante varios días. "Nos pidió llorando que (…) por favor le juráramos que le íbamos a traer a su mamá, que él necesitaba a su mamá", relata una de las jóvenes que ayudó a Elsy.
La historia de Elsy es solo un ejemplo de la solidaridad que se vive en la selva del Darién. Muchos migrantes se ayudan entre sí para sobrevivir a las dificultades del viaje. Sin embargo, la realidad es que la selva se cobra la vida de muchos. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), al menos 170 migrantes murieron o desaparecieron en la selva del Darién en lo que va del año.
La mayoría de las muertes se deben a ahogamiento, seguido de actos violentos y accidentes. "Vimos muertos, yo por lo menos en mi caso me perdí de mi familia, de mi grupo, y estuve a la intemperie de la selva con mis dos hijos, soy sobreviviente de la selva", relata Eva Mendoza, otra migrante que logró sobrevivir a la selva del Darién.
Las historias de los migrantes que atraviesan la selva del Darién son un testimonio de la lucha y la desesperación de quienes buscan una vida mejor. La solidaridad y la ayuda mutua son claves para sobrevivir a este peligroso viaje, pero la realidad es que la selva se cobra la vida de muchos que buscan un futuro diferente.