La jornada electoral en Estados Unidos no ha estado exenta de incidentes. Mientras millones de ciudadanos se acercaban a las urnas para definir el futuro del país, una serie de amenazas de bomba sacudieron la tranquilidad del proceso electoral.
El foco de la tensión se situó en Georgia, donde el secretario de Estado, Brad Raffensperger, reveló a la prensa que las amenazas, que obligaron a cerrar temporalmente algunos centros de votación, tenían un origen ruso. "Hemos escuchado algunas amenazas de origen ruso", afirmó Raffensperger, enfatizando la importancia de la seguridad y la responsabilidad al tratar este tipo de situaciones.
Las amenazas, consideradas no creíbles, provocaron la movilización de las autoridades. La policía del condado de Fulton confirmó que dos centros de votación en Union City, en las afueras de Atlanta, tuvieron que ser cerrados temporalmente como medida de precaución.
El FBI, por su parte, emitió un comunicado confirmando que estaban al tanto de las amenazas y que estaban trabajando en estrecha colaboración con las autoridades locales para responder a la situación. "La integridad electoral y la protección de nuestra comunidad son nuestra máxima prioridad", se lee en el comunicado, que también menciona que no hay información que sugiera que las amenazas sean creíbles.
La situación ha generado preocupación por una posible injerencia rusa en las elecciones estadounidenses. Raffensperger, al referirse a las acciones de Rusia, señaló: "Parece que están tramando algo malo y no quieren que tengamos una elección tranquila, justa y precisa. Cualquier cosa que pueda hacernos pelear entre nosotros, ellos pueden considerarla una victoria".