Un influencer pro-Trump, conocido como @AlphaFox78 en X, se encontró en el centro de una polémica luego de admitir que un agente ruso le pagó US$ 100 por publicar un video falso que mostraba a inmigrantes haitianos votando ilegalmente en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
La historia, que comenzó con un video que rápidamente se viralizó, ha desatado un debate sobre la influencia de la desinformación en la política moderna. Según información de CNN, el influencer, un hombre estadounidense que reside en Massachusetts, aceptó revelar su historia a cambio de anonimato. La cuenta de X, con más de 650.000 seguidores, se convirtió en la primera en difundir el video, que rápidamente fue desmentido por el secretario de Estado de Georgia, quien lo calificó como una producción de agentes de influencia rusos.
El influencer, quien se define a sí mismo como "el tipo que compartió" el video, asegura que fue contactado por Simeon Boikov, un podcaster ruso conocido como "AussieCossack", quien le ofreció US$ 100 por publicar el video. Boikov, un agente extranjero registrado para Rusia en Australia, tiene un historial de difundir desinformación pro-Kremlin.
Según fuentes de inteligencia estadounidenses y europeas, la red de desinformación rusa utiliza videos de propaganda escenificados que luego son promovidos por influencers en las redes sociales estadounidenses. Esta estrategia busca aprovechar la confianza que los usuarios tienen en las figuras influyentes en línea, quienes a menudo actúan como portavoces de información sin verificar su autenticidad.
El influencer pro-Trump asegura que no sabía que Boikov trabajaba para los medios estatales rusos y que no verificó la autenticidad del video antes de publicarlo. Después de hablar con CNN, eliminó la publicación, pero el video continúa circulando en las redes sociales.
El caso de @AlphaFox78 pone en evidencia la vulnerabilidad de las redes sociales a la desinformación y la necesidad de un análisis crítico de la información que circula en estos espacios. La historia también subraya el papel de los influencers en la propagación de la desinformación, quienes a menudo se convierten en vehículos involuntarios de agendas políticas foráneas.