La tragedia golpeó a una familia en San Diego, dejando un vacío irreparable. El dolor y la conmoción se apoderaron de las calles del centro de la ciudad, donde un altar improvisado se levanta en memoria de José Medina y Rachael Martínez, pareja asesinada a balazos.
El miércoles por la mañana, una emboscada cobró la vida de José, de 39 años, y Rachael, de 31. Ambos murieron mientras esperaban en su coche una vista en el juzgado, buscando una orden de alejamiento permanente contra Christopher Farrell, de 26 años.
Tras el terrible suceso, Farrell fue abatido a tiros en un enfrentamiento con agentes de la policía de Harbor en Little Italy. La noticia de su muerte no trajo consuelo a la familia de José y Rachael, quienes se encuentran desolados por la pérdida.
El altar improvisado, adornado con flores, velas y agua bendita, refleja el amor y la tristeza que embarga a los seres queridos. "Anoche abracé a mis sobrinitos y los llevé a casa", dijo Charlene Martínez, hermana de Rachael, con la voz entrecortada. "Es muy triste que no tengan a su mamá y su papá para darles un beso de buenas noches".
Rachael y José, juntos por 12 años, eran el pilar de una familia que ahora se encuentra desgarrada. José, un capataz de una cuadrilla de paneles de yeso, y Rachael, cuidadora privada a domicilio, también se dedicaban a preparar comida para las reuniones familiares.
Raúl Medina, hermano de José, no pudo contener las lágrimas en la vigilia familiar: "Nunca imaginé que mi hermano y su pareja morirían de esa manera. No se lo merecían. Se querían mucho. Mi hermano luchó por tener a su familia unida".
La tragedia deja un profundo dolor en la comunidad, recordando una vez más la importancia de la justicia y la seguridad en la ciudad.