La mañana del miércoles se convirtió en un día aciago para la compañía petrolera Greater Pioneer Operating Company (GPOC). Un avión fletado por ellos, un modelo ucraniano operado por Light Air Services Aviation Company, sufrió un accidente casi inmediatamente después de su despegue.
El ministro de Información del estado de Unity, Gatwech Bipal Both, confirmó la noticia a la AFP: “El avión se estrelló a 500 metros del aeropuerto”. A bordo iban 21 personas: trabajadores petroleros en una misión rutinaria con destino a Juba, la capital. La lista de pasajeros, confirmada por las autoridades locales y vista por la AFP, detallaba la nacionalidad de las víctimas: 16 sursudaneses, dos chinos y un indio. Todas ellas, empleados de la GPOC.
De esta tragedia, solo un ingeniero sursudanés sobrevivió. Trasladado de urgencia al hospital estatal de Bentiu, su testimonio podría ser fundamental para la investigación que ya se ha anunciado. Imágenes difundidas en redes sociales, aunque no verificadas de forma independiente por la AFP, muestran la aeronave destrozada en un campo, con restos esparcidos y, en algunas, lo que parece ser un cuerpo entre los escombros.
Este accidente, lamentablemente, no es un hecho aislado en Sudán del Sur. La falta de infraestructura fiable y la recurrencia de incidentes similares plantea serias preguntas sobre la seguridad aérea en la región. Algunos ejemplos de estos accidentes incluyen:
- El accidente de un Antonov en Juba en 2015, con 36 fallecidos.
- El incidente en Wau en 2017, donde un avión chocó contra un camión de bomberos antes de incendiarse, milagrosamente sin víctimas mortales.
- El accidente de un pequeño avión en septiembre de 2018, que dejó al menos 19 muertos.
- La caída de un avión de carga en 2021, cerca de Juba, con cinco víctimas.