Deportados en Panamá son reubicados tras condiciones extremas e intento de suicidio
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El Decapolis Hotel, en Ciudad de Panamá, se convirtió en el escenario de una situación que ha generado indignación internacional. Migrantes deportados de Estados Unidos, entre ellos Artemis Ghasemzadeh, una iraní que describió la situación como desesperada: "Sólo un milagro puede salvarnos," se vieron retenidos en condiciones que, según reportes del New York Times, incluían la confiscación de pasaportes y teléfonos, la prohibición de contacto con abogados, y la amenaza de ser trasladados a un campo cercano a la selva panameña. Un intento de suicidio, según las mismas fuentes, puso en evidencia la gravedad de la situación.
Ante la presión mediática y la denuncia de las precarias condiciones, el gobierno panameño, a través del Ministro de Seguridad, Frank Ábrego, aseguró que la retención fue por "su propia protección", y que se estaban organizando los trámites para la repatriación de quienes así lo desearan, así como el proceso de solicitud de asilo para aquellos que optaran por quedarse en Panamá. El Ministro también negó la retención prolongada de los teléfonos, alegando que fueron devueltos a los migrantes a su llegada para facilitar la comunicación con sus familiares.
Sin embargo, las versiones oficiales contrastan con los testimonios recogidos por el New York Times. La falta de acceso de periodistas al hotel, según las mismas fuentes, generó sospechas sobre la transparencia del proceso. La reubicación de los migrantes, confirmada por medios locales, que observaron su traslado en autobuses desde el Decapolis, no aclara del todo la situación.
Mientras tanto, la situación se extiende. Se espera la llegada de más deportados a Costa Rica, que según el New York Times, serán albergados en un centro en el cantón de Corredores. El gobierno costarricense, ha confirmado que actuará como un "puente" para su repatriación, un proceso financiado por el gobierno de Estados Unidos y supervisado por la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
El destino final de estos migrantes, y el tiempo que pasarán en estos países de tránsito, aún es incierto. La falta de claridad en los procedimientos y la disparidad entre las versiones oficiales y los testimonios de los afectados dejan abiertas muchas preguntas sobre las condiciones de la deportación y la situación de los solicitantes de asilo.