Megaoperativo CBP: $9M en relojes y licencias falsas incautados

En abril pasado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) en Chicago realizó un importante decomiso. Se trata de 485 envíos procedentes de Hong Kong y China, que contenían un total de 516 relojes falsificados y 4,345 licencias de conducir falsas. Las marcas de lujo afectadas incluyen nombres como Rolex, Patek Philippe, Cartier, Omega y Audemars Piguet, entre otras.
El valor estimado de los relojes, si fueran auténticos, superaría los $9.22 millones de dólares. Según LaFonda D. Sutton-Burke, Directora de Operaciones de Campo de la Oficina de Chicago: “El robo de propiedad intelectual amenaza la vitalidad económica de Estados Unidos y financia actividades criminales y el crimen organizado”.
Pero la problemática no se limita a los artículos de lujo. La incautación de las licencias de conducir falsas destaca otro aspecto crucial. Michael Pfeiffer, Director de Puerto de Área de Chicago, advirtió sobre las consecuencias: “Estas licencias de conducir falsificadas pueden tener consecuencias desastrosas. Organizaciones terroristas extranjeras, organizaciones criminales y personas involucradas en esquemas fraudulentos utilizan estas identificaciones falsas para evitar llamar la atención sobre sus actividades ilegales.”
El problema es de gran envergadura. Los consumidores estadounidenses gastan más de $100 mil millones de dólares anuales en productos que infringen los derechos de propiedad intelectual, siendo víctimas de aproximadamente el 20% de las falsificaciones que se venden ilegalmente en todo el mundo. Solo dos empresas cuentan con la autorización del Departamento de Estado de los EE. UU. para imprimir licencias de conducir internacionales en Estados Unidos: The American Automobile Association (AAA) o American Automobile Touring Alliance (AATA).
La CBP enfatiza su compromiso con la protección de la economía estadounidense y la seguridad nacional, combatiendo la entrada de productos falsificados y piratas a través de la incautación de mercancías y la aplicación de órdenes de exclusión. Esta lucha implica una constante vigilancia en los 328 puertos de entrada del país.
El impacto de este tipo de actividades ilícitas se extiende más allá del ámbito económico, afectando la competitividad empresarial, el empleo y, en algunos casos, la seguridad nacional. El caso de Chicago sirve como un recordatorio de la escala del problema y la necesidad de una mayor vigilancia y cooperación internacional para combatirlo.