Recorte a Medicaid amenaza cobertura de 16 millones y colapso en hospitales rurales

"No es solo un recorte presupuestal, es un terremoto que sacudirá los cimientos de la atención médica para los más vulnerables", advierte el economista William H. Dow, mientras analiza los documentos de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO). Los números no mienten: 1.020 billones de dólares menos en Medicaid y CHIP para 2034, con un efecto dominó que ya comienza a sentirse.
Para las comunidades agrícolas, la amenaza es existencial. Con el 44% de hospitales rurales operando en números rojos, la eliminación de fondos federales podría convertirse en la sentencia de muerte para centros que atienden a 60 millones de estadounidenses. Jennifer Mensik Kennedy, presidenta de enfermeras, lo resume así: "Veremos caravanas de ambulancia hacia ciudades lejanas, con pacientes desangrándose en el camino".
Entre los migrantes, la desesperación crece. La ley no solo castiga a indocumentados; también afecta a residentes legales que aportaron años a Medicare y ahora enfrentan la exclusión. En clínicas fronterizas de Texas, médicos reportan un aumento en consultas preventivas: "Vienen a vacunarse hoy porque temen no tener mañana".
El Congreso tiene hasta 2027 para actuar, pero el reloj avanza. Mientras tanto, en consultorios desde Fresno hasta Baltimore, se escucha la misma pregunta: ¿Quién recogerá los pedazos cuando el sistema colapse?