Lady Cucaracha: ¿Engaño o trampa para no pagar?
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Yelitza Espinoza¿Lady Cucaracha o Lady Tragona? En las profundidades de las redes sociales, una batalla épica se libra entre el restaurante Puerto Chale y una mujer que, con una audacia que raya en lo escandaloso, ha sido bautizada como Lady Cucaracha.
El escenario: un restaurante en Guadalajara, Jalisco, donde la mujer, acompañada de una abuelita, un adolescente y un bebé, se da un festín con Comida del Mar a las Brasas. La historia, contada desde la perspectiva del restaurante, suena como un cuento de horror gastronómico.
“El día de hoy tuvimos una experiencia desagradable, al revisar nuestras cámaras nos dimos cuenta que una mesa nos jugó chueco, trajeron una cucaracha y la plantaron en uno de nuestros platillos, después se quejaron con una de nuestras meseras haciendo un escándalo para llamar la atención y que no les cobráramos la cuenta y finalmente pidieron todo para llevar”, se lee en la publicación del restaurante.
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¿Una cucaracha traicionera en un platillo? ¡Una tragedia! O, al menos, eso es lo que la mujer quería que creyéramos. Pero el Puerto Chale, con la astucia de un detective culinario, revisó las cámaras de seguridad y descubrió la verdad.
Otros restaurantes de Guadalajara dijeron ser víctimas de Lady Cucaracha.En el video, se aprecia el momento en que Lady Cucaracha, con la maestría de un mago, saca la cucaracha de su escondite (¿una bolsa? ¿un bolsillo?) y la coloca en el platillo. Una jugada maestra para obtener una comida gratis y una fama que, a decir verdad, no le trae mucho honor.
¿Una mujer desesperada? ¿Una estafadora sofisticada? Las redes sociales están divididas. Mientras algunos critican la actitud de Lady Cucaracha, otros cuestionan las medidas del restaurante y la falta de empatía hacia una familia que, probablemente, solo buscaba una comida sin gastar mucho.
Sea cual sea la verdad, lo que es claro es que Lady Cucaracha ha conseguido su objetivo: convertirse en un fenómeno viral, dejando un sabor amargo en el paladar de quienes buscan justicia gastronómica y un apetito insaciable por la controversia.
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