Pero, ¿qué tal si este año, la tradición del ponche navideño adquiere un toque personal? Olvida las recetas de siempre; te presentamos una versión que combina lo clásico con un toque de innovación, perfecta para sorprender a tus invitados.
La receta, guardada celosamente por generaciones en una familia de Puebla, se basa en ingredientes sencillos, pero con un procedimiento que realza cada uno de sus matices. La clave está en la selección de las frutas. En lugar de las típicas frutas, se integran ingredientes como:
- 1 manzana Golden Delicious, picada: su dulzura sutil equilibra la acidez de otras frutas.
- 1 guayaba madura, picada: aporta un toque tropical único.
- 1 rodaja gruesa de piña fresca: no solo sabor, sino un aroma intenso.
- 2 ramas de canela: la base aromática inconfundible del ponche.
- 1 cáscara de naranja agria (sin la parte blanca): un toque cítrico refrescante.
- 4 clavos de olor: para un toque cálido y especiado.
A diferencia de otras recetas, esta utiliza 2 tazas de agua de jamaica en lugar de agua simple, proporcionando un color más intenso y un sabor ligeramente ácido que contrasta maravillosamente con la dulzura de las frutas. Se añaden también 2 tazas de agua natural.
En una olla de barro (para mayor tradición), se mezclan las frutas, las especias y el agua. Se hierve a fuego lento durante “al menos 30 minutos, hasta que las frutas estén tiernas y el aroma inunde la cocina,” según Doña Elena, la matriarca de la familia que compartió la receta. Posteriormente, se agrega 1 taza de azúcar de caña orgánica y, opcionalmente, 1/2 taza de ron añejo mexicano.
Finalmente, se sirve caliente, en tazas de cerámica, para apreciar mejor la experiencia. Se puede acompañar con galletas de jengibre o pan de muerto, dependiendo de la preferencia de cada quien.
Esta versión del ponche navideño, heredada a través del tiempo, transforma una simple bebida en una experiencia completa, que evoca la calidez de las tradiciones mexicanas y el cariño de los seres queridos.