El suceso, registrado en la madrugada, involucraba una estación de servicio ubicada en Calzada Camarones y Norte 79-A. Fue allí donde, en el breve lapso entre el llenado del tanque y el regreso al hogar, la vida de una pareja se truncó de manera violenta. Una mujer de 35 años y un hombre de 29 fueron víctimas de un ataque a balazos dentro de su propio vehículo.
Los detalles, revelados por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), son escalofriantes. "Los impactos de bala en el rostro y tórax del hombre, y la lesión torácica de la mujer, dejaron una escena que aún conmociona a los investigadores," se lee en el informe. A pesar de la pronta llegada de los uniformados, fueron familiares quienes trasladaron a las víctimas a un hospital, donde lamentablemente se confirmó su fallecimiento. La presencia de menores de edad en el auto durante el ataque añade un dramatismo aún mayor a la situación, aunque afortunadamente se reportan ilesos bajo el cuidado de sus familiares.
La respuesta de la SSC fue inmediata. Tras un arduo trabajo de inteligencia, análisis de cámaras de videovigilancia y entrevistas con testigos, se logró la detención de un sospechoso: un joven venezolano de 18 años. Su aprehensión ocurrió en la Avenida Ferrocarriles Nacionales de la colonia Nueva España, donde se le encontró intercambiando paquetes que contenían, según el reporte oficial, "31 envoltorios con una sustancia similar a la cocaína en piedra." La detención se produjo en un contexto de aparente narcomenudeo, en el que un segundo individuo logró escapar.
La investigación continúa. Las autoridades buscan esclarecer los hechos, identificar al cómplice fugitivo y determinar los motivos que llevaron a este brutal doble homicidio. Entre las líneas de investigación, se explora la posibilidad de un ajuste de cuentas o un ataque directo a las víctimas. La motocicleta negra y el vehículo gris utilizados por los agresores forman parte crucial de la pesquisa, así como la determinación del vínculo entre el detenido y el crimen.
Mientras tanto, la colonia Clavería, como muchas otras comunidades de la ciudad, se enfrenta al dolor de una pérdida inexplicable. El silencio que quedó tras las detonaciones es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la persistente necesidad de seguridad en las calles de la capital mexicana.