No era un día cualquiera; la llegada de nuevos repatriados teñía el aire con la amargura de la despedida forzada. Miguel Ángel Ramírez, de Bakersfield, California, y Adrián, originario de Michoacán, son solo dos rostros en una oleada de deportaciones que ha generado alarma entre la comunidad mexicana en Estados Unidos. Ambos coinciden en un detalle crucial: fueron deportados tras acudir a citas programadas con las autoridades migratorias estadounidenses. “La mera verdad, estamos arreglando un trámite de migración y… me detuvieron”, explicó Miguel a Telemundo 20, aún conmocionado por la rapidez con la que su vida cambió.
Adrián, por su parte, relata su tercera deportación. Monitoreado durante un año con un dispositivo en la pierna y una app en su celular para obtener una visa tipo U, su cita resultó ser una trampa. "Nos quitaron todo... me esposaron", recuerda con amargura, describiendo la sensación de impotencia ante la imposibilidad de despedirse de su esposa.
El flujo constante de camionetas del Instituto Nacional de Migración y transporte público que llega a El Chaparral y de ahí al albergue, refleja la gravedad de la situación. Un grupo de 13 personas, incluyendo a Miguel y Adrián, arribó esta mañana. Más tarde, llegaron otros tres. La Guardia Nacional resguarda el lugar, mientras personal de diversas dependencias y voluntarios, como Ana Machain, quien comentó: “Entre más se pueda, la gente tiene que venir apoyar, porque no se sabe cuándo a nosotros nos toque.”, ofrecen apoyo.
Dentro del albergue, la incertidumbre se palpa. Adrián contempla la posibilidad de un nuevo intento ilegal para cruzar la frontera, pero también la posibilidad de reconstruir su vida en México. “Claro que sí, lo intentaría, pero si hay trabajo aquí… mejor me quedaría aquí.”, reflexiona, pensando en su esposa. Su historia es una entre tantas, cada una cargada de pesares y decisiones difíciles.
El mensaje de advertencia a quienes se encuentran en una situación similar en Estados Unidos es contundente: “Te ven latino y te levantan… Que se cuiden, lo menos posible que salgan.”, advierte Miguel. En el primer día de operaciones, más de 50 connacionales fueron atendidos bajo el programa “México te abraza”, una cifra que refleja una cruda realidad en la frontera.
El albergue, testigo silencioso de este drama humano, recibe a quienes un día soñaron con una vida mejor al norte de la frontera, y ahora enfrentan la dolorosa tarea de reconstruir sus vidas en el sur.