México enfrenta retos para cerrar túnel transfronterizo de tráfico de personas

El descubrimiento, en enero pasado, de un túnel transfronterizo "sofisticado" en Ciudad Juárez, Chihuahua, ha acaparado los titulares. Se trata de una estructura subterránea que, según el ex jefe de la Patrulla Fronteriza, Victor Manjarrez Jr., "fue probablemente utilizada para el tráfico de personas VIP, cobrando entre $25,000 y $30,000 dólares por persona". Este túnel, equipado con iluminación, ventilación y refuerzos de madera, según datos de Homeland Security Investigations (HSI), presentaba un nivel de complejidad inusual.
La parte mexicana del túnel, localizada cerca de una importante carretera en Juárez, ya ha sido sellada, al igual que otras secciones clave. Sin embargo, la tarea de rellenar por completo la estructura se ha topado con un obstáculo inesperado: el Río Grande. Las autoridades mexicanas, en colaboración con sus contrapartes estadounidenses, han tenido que realizar un trabajo meticuloso para evitar dañar el dique del río. "Se han excavado pequeños agujeros en el dique para verter concreto en la sección del túnel que pasa por debajo del río", según fuentes oficiales. La colaboración transfronteriza, en este caso, ha sido fundamental para un trabajo que implica consideraciones ambientales y de seguridad pública.
El caso ha llamado la atención sobre la complejidad de la lucha contra el tráfico ilícito. Manjarrez también señaló la posibilidad de que el túnel haya sido utilizado para el tráfico de individuos provenientes de regiones consideradas como "de alto riesgo". La investigación, según información del Border Report, continúa y explora la posibilidad de la existencia de otros túneles en la zona, con base en información recabada de redes sociales. Agentes de la policía estatal de Chihuahua y la Guardia Nacional de México han llevado a cabo búsquedas intensivas, incluso utilizando barras de acero para detectar posibles estructuras subterráneas adicionales.
Para comprender mejor el alcance del problema, es importante considerar las declaraciones de Michael Brown, un exagente de la DEA. Brown afirma que, si bien la mayoría de las drogas entran a Estados Unidos a través de vehículos, algunos cargamentos utilizan túneles, los cuales son a menudo ocultos bajo negocios aparentemente legítimos, dificultando enormemente su detección y destrucción. "Es común que los cárteles muevan cientos de kilos de mercancía y construyan almacenes encima de los túneles", reveló Brown.
El caso del túnel transfronterizo en Ciudad Juárez ilustra la constante evolución de las tácticas del crimen organizado y los desafíos que enfrentan las autoridades para combatirlo eficazmente. La complejidad de la operación, combinada con la intrincada geografía de la región, convierte esta situación en un ejemplo paradigmático de las dificultades inherentes a la seguridad fronteriza en el siglo XXI.