‘El Chichí Jiménez’, el chicharronero de la calle, medio siglo de sabor

Por casi medio siglo han sido una tradición en donde se converge el sabor con la amabilidad

‘El Chichí Jiménez’,  el chicharronero de la calle, medio siglo de sabor
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Santa Ana.

Por casi medio siglo han sido una tradición en donde se converge el sabor con la amabilidad.
Sin duda alguna, si visitó este municipio y no probó los chicharrones de la Calle Zaragoza, definitivamente no vino usted a Santa Ana.
Los chicharrones de la calle, por casi medio siglo han sido una tradición en donde se converge el sabor con la amabilidad y el buen trato de su creador, Ramón Ángel Jiménez Gámez, mas conocido como ‘El Chichí Jiménez’.
Valiéndose de un cazo de cobre de buen tamaño, de una paleta de madera y de una hornilla improvisada a la orilla de la banqueta en donde se conecta un quemador de gas butano, todos los días lleva a cabo la tradicional labor de freír los chicharrones.
Para ello cuenta con una carnicería instalada de donde diariamente toma entre cien y 110 kilos de manteca de res para freírla.
Es así como ‘El Chichí Jiménez, por cerca de cuatro horas, le da vuelta a la manteca que lleva incrustada fragmentos de carne que al freírse la manteca hierbe hasta quedar totalmente cocida. Cuando ya casi están al punto, los chicharrones son sazonados con sal y listos para llevarse a la mesa.
Desde distintos sectores del municipio o comunidades aledañas llegan hasta la calle Zaragoza, casi esquina con Ferrocarril, un sinnúmero de personas a adquirir calientitos los ricos chicharrones de la calle.
‘El Chichí Jiménez’, mientras es apoyado por Juan Gabriel Cabrera Lucero, conocido como El Papuyo”, que le ayuda a darle vuelta a los chicharrones, nos comenta.
Ya vamos a cumplir los cincuenta años preparando los chicharrones, a veces los hacemos de res, otras veces de cerdo y a veces hasta mixtos”.
Dice, todo depende de la manteca que haya que conseguir, sin embargo se nos ha hecho un gusto realizar diariamente esta tarea, ya que a través de los años hemos ganado un sinnúmero de amistades que nos apoyan”.
Resaltó que es un ir y venir de la gente a comprar los chicharrones que nosotros preparamos y cuyo trabajo es el ‘modus vivendi’ para la manutención de nuestras familias”.
Añadió que no es nada fácil empezar a menear los poco más de cien kilos de manteca, sin embargo a como se van friendo se va tornando un poco más liviano, de tal manera que de aquellos 110 kilos de manteca sólo vienen quedando 30 kilos de chicharrones.
El personaje santanense explicó que ojalá que esto que se ha convertido en una tradición no se pierda y si algún día ya no puedo yo, sea otro quien continúe”.
Los chicharrones de la calle se encuentran a sólo una cuadra de la Plaza Zaragoza, hasta donde muchas de las veces llega aquel aroma que hace que algunos ciudadanos en los comercios aledaños compren tortillas y adquieran cuando menos medio kilo de chicharrones para disfrutarlos bajo una sobra de la citada plaza.

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