Sobreviven adultos mayores pidiendo limosna en la calle

Agua Prieta.

Jerónimo de 84 años está ciego, sordo y no puede mover la pierna derecha; Magdalena de 73 años es diabética.
Hace 15 días llegaron del municipio de Huachinera donde se pasea la pobreza por sus calles y hasta el momento permanecen en Agua Prieta ante la carencia de recursos económicos para emprender de nuevo el viaje de regreso.
Bajo el inclemente sol de ayer al mediodía, la señora Magdalena Pizano Miranda de 73 años de edad, afectada de la vista en su ojo izquierdo, soporta sobre sus hombros ya cansados y aparentemente vencidos, la radiación solar acompañada de más de 40 grados centígrados.
Con un vaso blanco de unicel asido por los dedos en su temblorosa mano derecha alcanza a levantar su brazo para pedir la limosna a los automovilistas que cruzan por calle 18 de la colonia Ejidal Dos.
Muchos conductores detienen su marcha y con su corazón desprendido apoyan a la pareja de adultos mayores que comen de la caridad ajena, de quienes se conduelen de su situación.
Atrás de ella se encuentra sentado bajo la sombra de una carpa que colocó el propietario de un negocio de comida, su compañero de vida, su esposo Jerónimo Dávila Sánchez, de 84 años de edad, quien se encuentra ciego, sordo e imposibilitado para caminar con su pierna derecha.
Los dos tenemos Seguro Social por una hija mía y los dos venimos al Seguro Social desde Huachinera porque yo estoy diabética y mi marido está ciego, sordo y malito de su pierna derecha”, contó.

MADRE DE SIETE HIJAS
Magdalena y Jerónimo procrearon siete hijas y aunque cuatro de ellas viven en Agua Prieta, admitió que de dos de ellas ignora dónde se encuentren.
Aquí en Agua Prieta viven cuatro de mis hijas, pero dos de ellas andan por ahí, porque no las pude meter al orden por más consejos que les dí”, dijo con pena en sus palabras.
Algunos conductores detenían su marcha para darles dinero, algunos más les llevaban comida, botellas con agua o suero para que no se deshidrataran ante el inclemente sol que bañaba sus cuerpos de calor.
Vivimos en la casa de una nieta, ella nos presta un cuartito y ahí pasamos la noche, pero tiene muchos gastos por su hijo enfermo y apenas le alcanza con lo que gana trabajando en un Modelorama”, explicó la señora Magdalena.

YA DEBEN EL 65 Y MÁS
Dijo que ella y su esposo están en el programa 65 y Más, mediante el cual reciben la cantidad de mil 200 pesos cada uno.
Pero como en el pueblito de Huachinera no hay muchas partes donde comprar como aquí en Agua Prieta, sacamos fiado en una tiendita y cuando nos llega el apoyo ya lo debemos todo, pero ni modo, qué le vamos a hacer oiga, si tenemos que comer mi viejo y yo”, expuso resignada.

NO HAN IDO AL DIF
Al preguntarle su ya acudió a DIF municipal para solicitar apoyos asistenciales para ellos dos que son adultos mayores en estado de vulnerabilidad, declaró que no han ido.
Pero por aquí pasan muchos policías y algunos nos dan hasta 50 pesos y en ocasiones hasta un billete de 100 pesos me dejan y yo estoy muy agradecida con ellos, pero no sé si los policías le hayan dicho al DIF sobre nosotros, pero ellos (los del DIF) no han venido para acá”, dijo con ese acento de sinceridad que distingue a la gente sonorense.
Al escuchar la conversación con su esposa Magdalena Pizano Miranda, Jerónimo Dávila Sánchez, un hombre que en su juventud fue un audaz vaquero y por su fuerza se desempeñó como jornalero, se incorpora difícilmente para acercarse a ella.
Con esto que nos da la gente, fíjese que nos ayuda para poder comer, pagamos nuestro pasaje hasta Huachinera y a veces nos alcanza para pagar el recibo de luz por un abaniquito que tenemos aparte del refrigerador y unos cuantos focos”, comentó con alegría.
Manifestó que cada mes tienen que venir de Huachinera a Agua Prieta para consultar en el IMSS, una travesía que realizan a duras penas, por su edad, sus enfermedades y afecciones.