Esta semana, la atención se centró en un equipo con sed de cambio: los Atlanta Falcons. Una temporada con altibajos, una defensa con áreas de mejora significativas… la receta para una reorganización total.
La noticia, que se reveló apenas hace unas horas, sacudió al equipo y a sus fanáticos. Tras despedir a Jimmy Lake como coordinador defensivo hace una semana, y a Jay Rodgers, entrenador de línea defensiva, los Falcons encontraron su nuevo líder en la defensa: Jeff Ulbrich.
Ulbrich, quien pasó buena parte del año pasado como entrenador interino de los New York Jets (con un récord de 3-9, cabe mencionar), regresa a Atlanta, donde ya conoce el terreno. Su historial con los Falcons es extenso: de 2015 a 2020 se desempeñó como entrenador de linebackers y asistente del entrenador, a cargo de los linebackers. Incluso, tuvo un breve periodo como coordinador defensivo interino en 2020 cuando Raheem Morris tomó las riendas del equipo interinamente.
Esta decisión no fue tomada a la ligera. Los Falcons entrevistaron a varios candidatos —entre ellos, nombres resonantes como Matt Eberflus (ex entrenador de los Chicago Bears), Steve Wilks (ex coordinador defensivo de San Francisco), Grady Brown (entrenador de secundaria de los Pittsburgh Steelers), Derrick Ansley (coordinador del juego de pase de Green Bay), Lou Anarumo (ex asistente de Cincinnati), y Wink Martindale (coordinador defensivo de Michigan)— antes de decidirse por Ulbrich. Una búsqueda exhaustiva que demuestra el compromiso de la organización con la mejora.
El reto para Ulbrich es mayúsculo. Los Falcons finalizaron la temporada pasada con un decepcionante 8-9, ubicándose en el 23er lugar en defensa general y puntos permitidos. Su rendimiento en capturas de quarterback fue particularmente preocupante: ocuparon el último lugar en nueve partidos. Un repunte al final de la temporada no fue suficiente para evitar una séptima temporada consecutiva con un balance negativo. La presión es alta, la expectativa es grande, y la reconstrucción de la defensa, una tarea titánica.
Su regreso a Atlanta, sin embargo, representa una apuesta por la familiaridad y la experiencia. El reencuentro con Raheem Morris, entrenador en jefe, promete una colaboración sólida y una visión compartida para el futuro de la franquicia.