Una familia celebra un cumpleaños en un restaurante elegante, llenando el ambiente con risas y alegría. De pronto, un murmullo recorre el lugar, una mesera se acerca a la mesa de los festejados y, con una sonrisa amable, les pide que cambien el ángulo de grabación. La familia, confundida, observa cómo la mesera se dirige hacia una mesa distante, donde un famoso cantante cena con su acompañante.
El protagonista de la historia no es otro que Luis Miguel, quien, aparentemente, no deseaba ser parte del video familiar. El restaurante, intentando proteger la privacidad del artista, solicitó al grupo que cambiara la dirección de su cámara. En las imágenes, se puede ver a Luis Miguel, visiblemente incómodo, sosteniendo su celular con el flash encendido, como si intentara bloquear las cámaras y evitar ser grabado con claridad.
La petición del restaurante desató una ola de comentarios en redes sociales. Algunos usuarios defendieron la privacidad del cantante, argumentando que, a pesar de ser un personaje público, tiene derecho a disfrutar su cena sin ser grabado.
Otros, sin embargo, se mostraron molestos, señalando que la presencia del cantante no debería afectar la celebración de otra persona. "Y Luis Miguel con el flash prendido para no verse. Hicimos famoso a la persona incorrecta digo, porque nosotros somos los que los hacemos famosos y adinerados", comentó un usuario. "Pues que se compre su propio restaurante", agregó otro.
La situación, lejos de generar consenso, provocó una conversación sobre los límites de la privacidad en la era digital, donde la línea entre el espacio público y el privado se vuelve cada vez más difusa.