En medio de ese torbellino musical, un triángulo amoroso se convirtió en una bomba mediática. Erik Rubín, en la cima de su carrera con Timbiriche, mantenía una relación con su compañera de banda, Paulina Rubio. Pero la historia no se queda ahí.
Simultáneamente, el carisma de Rubín también había conquistado a la rebelde Alejandra Guzmán. Una situación que, según el propio Rubín confesó años después en una entrevista con Yordi Rosado, se convirtió en un complicado juego de encuentros y desencuentros.
“Comencé a tener onda con Paulina, pero al mismo tiempo salía con Alejandra,” explicó Rubín, describiendo una situación que, lejos de ser un secreto, se convirtió en un escándalo público.
La presión de Paulina Rubio, quien le exigió una decisión definitiva, creó una tensión palpable. “Paulina me empezó a presionar… si tú y yo, ya no vamos a tener nada,” recordó Rubín. Su intento por terminar con Alejandra Guzmán fracasó. Un encuentro fortuito entre Paulina y Erik frente a la casa de Alejandra confirmó las sospechas de la "Chica Dorada".
La reacción de Paulina Rubio, al descubrir la doble vida de Rubín, fue inmediata. “¿A qué hora saliste de ahí? ... ¡Pues no es cierto porque yo estaba ahí afuera de casa de ella y te vi salir ahorita a las 6 de la mañana,” relató Rubín, revelando la confrontación con su entonces pareja.
Por otro lado, Alejandra Guzmán también descubrió la infidelidad de Rubín, encontrando una nota de amor de Paulina entre sus pertenencias. Este descubrimiento añadió otra capa de drama a la ya compleja situación, consolidando una rivalidad que trascendió el ámbito sentimental para convertirse en un verdadero fenómeno mediático de la época.
El impacto de este triángulo amoroso en la cultura popular mexicana fue innegable, alimentando la leyenda de estas tres figuras emblemáticas de la música del país. La rivalidad entre las cantantes, que persiste hasta hoy, se convirtió en un capítulo inolvidable de la historia del espectáculo.