OAKLAND, California — Princess Momoh-Danga, Jada Lash y Kyyah King compartieron un momento especial el 10 de mayo de 2024, durante la celebración de fin de año del grupo Sisterhood en la Escuela Secundaria de Oakland. Este grupo de chicas afroamericanas recibe apoyo del Programa de Asociaciones de Escuelas Comunitarias de California (CCSPP), el cual facilita actividades como visitas a campus universitarios.
El gobernador Gavin Newsom lanzó la iniciativa de escuelas comunitarias en 2020 con una inversión de $4.1 mil millones en subvenciones, con el objetivo de conectar a los estudiantes y sus familias con servicios médicos, de consejería y otros recursos esenciales. Esta iniciativa busca transformar las escuelas en centros de servicios sociales con fuertes lazos comunitarios, un enfoque que, según investigaciones, puede mejorar la asistencia escolar, reducir suspensiones y aumentar las calificaciones.
Hasta la fecha, se ha gastado aproximadamente la mitad del dinero asignado, y las subvenciones más recientes se otorgaron la semana pasada. Sin embargo, debido a un déficit presupuestario en California, la Oficina de Analistas Legislativos ha recomendado recortar $1 mil millones del financiamiento restante. Defensores de las escuelas comunitarias temen que se reduzca el financiamiento incluso para aquellas escuelas que ya están en proceso de implementación. La Legislatura tiene hasta el 15 de junio para tomar una decisión.
Anna Maier, investigadora principal y asesora de políticas en el Instituto de Políticas de Aprendizaje, subraya la importancia de mantener el financiamiento: “Es una cantidad enorme de dinero, pero recortarlo ahora sería devastador. Esta es una iniciativa audaz y complicada que apenas está comenzando. Necesitamos mantener el impulso”.
El dinero de las subvenciones de las escuelas comunitarias, que ya ha beneficiado a más de 1,000 escuelas, se destina principalmente a personal como coordinadores, tutores y trabajadores sociales. Con el tiempo, se espera que los programas dependan menos de los fondos estatales a medida que las organizaciones externas asuman más costos y las escuelas comiencen a facturar servicios de salud a Medi-Cal.
El concepto de proporcionar más que educación académica en las escuelas no es nuevo. Desde la Revolución Industrial, las escuelas han ofrecido comidas y ropa a estudiantes necesitados. En 1973, los Panteras Negras abrieron una escuela en Oakland que ofrecía comidas y un currículo centrado en la historia y cultura afroamericana, un precursor de las modernas escuelas comunitarias.
Sin embargo, la efectividad de estas escuelas en California es desigual, en parte debido a la pandemia de Covid-19, que interrumpió el sistema educativo justo cuando estos programas comenzaban. Por ejemplo, aunque el programa de escuelas comunitarias de Oakland es uno de los más grandes y completos del estado, sus resultados han sido mediocres, con tasas de suspensión y graduación apenas mejoradas.
La asambleísta republicana Diane Dixon apoya las escuelas comunitarias, pero está preocupada por la caída en las calificaciones de los estudiantes negros y latinos en los últimos cinco años, a pesar de la inversión. Dixon insiste en la necesidad de resultados mejores: “California debería tener las mejores escuelas del país. Como legisladores, debemos asegurarnos de que todos nuestros niños reciban una educación de alta calidad”.
Otro desafío es la rendición de cuentas. Las escuelas que reciben subvenciones deben informar su progreso anualmente y publicar los informes en sus sitios web. Sin embargo, una revisión informal de varios distritos reveló que pocos han publicado estos informes de manera visible.
Algunas escuelas han mostrado progresos significativos. La Escuela Secundaria de Anaheim, por ejemplo, ha visto un aumento del 15% en su tasa de graduación y un aumento del 40% en el cumplimiento de los requisitos de admisión universitaria desde 2016-17.
En Oakland High, una escuela con 1,500 estudiantes de bajos ingresos, la subvención anual de $360,000 se utiliza para actividades como visitas a museos, clases de yoga y recorridos por empresas tecnológicas para las chicas del club Sisterhood. La directora Pamela Moy afirma que este apoyo ha sido vital para los estudiantes: “El dinero de las escuelas comunitarias ha proporcionado servicios a estudiantes que de otra manera no los tendrían”.
La comunidad escolar también cuenta con un centro de bienestar que ofrece desde primeros auxilios hasta consejería de salud mental y asistencia para inmigrantes recientes. Este centro, con más de 40 empleados de diversas agencias, es un lugar acogedor para estudiantes y personal.
Angelica Jongco, abogada de Public Advocates, afirma que los resultados mejorarán con el tiempo, ya que las escuelas han recibido financiamiento solo por dos años. “La asistencia, las calificaciones y las tasas de suspensión no cambian automáticamente. Es por eso que necesitamos mantener esta inversión, especialmente en tiempos de incertidumbre”.
En resumen, las escuelas comunitarias en California han demostrado potencial para mejorar significativamente la vida de los estudiantes y sus familias, pero enfrentan un futuro incierto debido a posibles recortes presupuestarios. La decisión final se tomará en las próximas semanas.