Las calles que conducen a la fábrica de Valeo, gigante de autopartes, están adornadas con decenas de cruces funerarias. Cada una, un símbolo de angustia, lleva el nombre de uno de los casi 300 empleados que podrían perder sus empleos en las próximas semanas.
Desde el lunes por la noche, los trabajadores de esta planta, fundamental para la economía local, están en huelga. La incertidumbre se respira en el ambiente. La fábrica produce sistemas de refrigeración de baterías para vehículos eléctricos, piezas clave para el gigante automotriz Stellantis, propietario de marcas como Opel, Fiat, Peugeot y Citroën. Pero el futuro del sector automotriz en Europa pende de un hilo.
El sindicato ha llamado la atención sobre el impacto de la crisis en la industria automotriz, marcada por la caída en las ventas de autos y la búsqueda de mano de obra más barata en el extranjero. "Hemos visto a mucha gente llorando, algunos incluso desmoronándose", reveló Odile Nasarre, ingeniera de materiales y representante del sindicato. "También ha habido algunos que decidieron irse porque no querían ver el resultado. Hay una docena de parejas aquí. Va a afectar a muchas familias", dijo Nasarre a Euronews.
La situación es particularmente preocupante para los trabajadores mayores. "Con las diversas reformas de desempleo y pensiones, la gente se encuentra en una situación en la que tiene que trabajar entre siete y ocho años más antes de poder jubilarse", explicó Franck Goulette, representante sindical central de Valeo. "Muchos se preguntan: ¿Qué voy a hacer? Los subsidios de desempleo no durarán hasta que pueda jubilarme. Esta es una gran preocupación para los empleados".
La incertidumbre se extiende a otras fábricas de Valeo en Francia, dos de las cuales también están a punto de cerrar, afectando a 1,000 trabajadores. El destino de estas plantas se decidirá a mediados de diciembre, y la ansiedad se extiende a todos los niveles.