La percepción en el Kremlin no se centra en la posibilidad de un acercamiento entre ambos líderes, sino en una visión más sombría sobre el futuro de Estados Unidos.
Desde hace tiempo, algunos analistas y funcionarios rusos han comenzado a especular sobre la posible desintegración del Estado estadounidense. Esta idea, que antes pertenecía a círculos marginales, ha ganado terreno en los últimos años, especialmente entre figuras influyentes como Nikolai Patrushev, exdirector del Servicio Federal de Seguridad. Patrushev ha sido uno de los principales promotores de la teoría de que Estados Unidos se dirige hacia una inevitable implosión, sugiriendo incluso que el país podría dividirse en regiones como el Norte y el Sur.
En una entrevista reciente, Patrushev afirmó que el Sur podría reclamar territorios que fueron parte de México, lo que refleja una narrativa que ha resonado en el Kremlin. Por su parte, Putin ha expresado opiniones similares, advirtiendo sobre los peligros que enfrentan los imperios que se sienten invulnerables. “Los problemas se acumulan, y llega un momento en que ya no son manejables”, ha declarado, sugiriendo que Estados Unidos podría estar siguiendo un camino similar al de la antigua Unión Soviética.
La percepción de un inminente colapso estadounidense ha sido alimentada por la cultura popular. Funcionarios rusos han mostrado interés en producciones cinematográficas que retratan la fragmentación de Estados Unidos, como la película Guerra Civil, que ha sido interpretada como un reflejo de las tensiones internas del país. La vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, ha comentado que la desintegración del país ya no parece una profecía imposible.
El Kremlin también ha señalado que la polarización social en Estados Unidos podría ser el catalizador de un conflicto interno. Patrushev ha argumentado que movimientos como Black Lives Matter y la promoción de teorías de género están erosionando la cohesión social, lo que podría llevar a una falta de voluntad entre los ciudadanos para defender la unidad del país. En este sentido, la retórica del Kremlin ha buscado profundizar las divisiones existentes, utilizando campañas de desinformación y propaganda en redes sociales.
La ideología liberal, que ha dominado la política estadounidense, es vista por algunos en el Kremlin como un equivalente de la ideología comunista en la Unión Soviética, cada vez más desacreditada. En este contexto, la llegada de Trump al poder es interpretada como una oportunidad para desmantelar esta ideología, lo que podría resultar en una mayor fragmentación del país.
Sin embargo, es importante señalar que estas proyecciones sobre el colapso de Estados Unidos carecen de fundamento sólido. La historia ha demostrado que las crisis internas son complejas y multifacéticas, y las comparaciones con la caída de la Unión Soviética pueden ser engañosas. A pesar de las ilusiones del Kremlin, la realidad política y social de Estados Unidos es diferente y presenta desafíos únicos que no necesariamente conducen a un desenlace catastrófico.