Sentencia por Tráfico Humano: 8 años a Víctor Hernández Ortega

El nombre de Víctor Ubaldo Hernández Ortega, un hombre de 33 años originario de Durango, ha aparecido recientemente en los encabezados de noticias internacionales. No por su éxito empresarial, ni por un descubrimiento científico, sino por una condena que arroja luz sobre una operación de tráfico de personas a gran escala.
Hernández Ortega, fue sentenciado a ocho años de prisión (97 meses) por una corte federal de El Paso, Texas. La acusación: conspirar para transportar migrantes indocumentados a Estados Unidos, cobrando entre 100 y 500 dólares por persona. Eso se traduce, en pesos mexicanos, a una ganancia de entre 2 mil y 10 mil pesos por cada migrante que ayudaba a cruzar la frontera.
El esquema operaba con una precisión escalofriante. Hernández Ortega recogía a los migrantes en la frontera y los llevaba a casas de seguridad, ubicadas tanto en El Paso, Texas, como en Albuquerque, Nuevo México. "Se estima que más de 200 personas estaban hacinadas en estas casas", según fuentes del Departamento de Justicia. La magnitud de la operación es impresionante, y las denuncias de maltrato por parte de los migrantes añaden una capa más oscura a la historia.
Lo que resulta aún más llamativo es que, a pesar de su actividad delictiva, Hernández Ortega gozó de cuatro salidas voluntarias de Estados Unidos, la última el 9 de junio de 2024, a través de Santa Teresa, Nuevo México. Su arresto, el 21 de agosto del mismo año, y su posterior condena el 20 de diciembre de 2024, a manos de la jueza Margaret Leachman, ponen de manifiesto la complejidad de este tipo de investigaciones. La Patrulla Fronteriza y el Departamento de Seguridad Interior llevaron a cabo la investigación, la cual, según el comunicado oficial, no relaciona al acusado con ningún cártel.
El caso se enmarca dentro de la Operación Tomemos de Vuelta a Estados Unidos (Take America Back), una iniciativa que busca combatir el tráfico de migrantes ilegales y desarticular las organizaciones criminales tras este delito.
La historia de Hernández Ortega nos recuerda la magnitud del problema del tráfico de personas, una realidad que afecta a ambos lados de la frontera y que exige una acción coordinada y decidida.