El anuncio, hecho por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, durante el evento “Capital de la Transformación, Capital del Maíz”, fue contundente: la Ciudad de México se declara territorio libre de maíz genéticamente modificado y, por decreto, el maíz nativo se reconoce como Patrimonio Biocultural.
“La defensa del maíz es la defensa del país, de nuestra soberanía alimentaria y de nuestra identidad. Este grano es nuestra raíz y también nuestro futuro,” afirmó Brugada, desvelando un plan con 11 acciones estratégicas.
Más allá del discurso, la realidad es que la CDMX cultiva nueve razas de maíz nativo, destacando el maíz cónico, chalqueño y cacahuacintle, gracias al esfuerzo de más de 3,000 productores en Milpa Alta, Xochimilco, Tlalpan y Tláhuac. Su producción anual alcanza las 3,500 toneladas, cifra que se busca aumentar en un 15% este año.
Pero ¿cómo se logrará este ambicioso objetivo? La estrategia es integral y abarca desde el campo hasta la mesa:
- Prohibición del maíz transgénico.
- Reconocimiento como Patrimonio Biocultural.
- Red Centli: una organización de 3,000 productores bajo prácticas agroecológicas.
- Tortillerías comunitarias en las Utopías: ofreciendo tortillas nixtamalizadas, nutritivas y accesibles, libres de transgénicos. “Vamos a empezar en los próximos días,” aseguró Brugada.
- Casas comunitarias de semillas.
- Feria de la Agrobiodiversidad.
- Sello Verde: certificación de calidad para productores agroecológicos.
- Rutas agroturísticas.
- Laboratorio de transgénicos y banco de germoplasma.
- Incremento en la producción con apoyo técnico.
- Alianzas estratégicas con restaurantes y hoteles.
El evento finalizó con un reconocimiento a los campesinos, productores, organizaciones sociales y religiosas involucrados en la conservación de esta semilla ancestral. Un anuncio que marca un hito en la defensa del maíz y la soberanía alimentaria de la Ciudad de México.